Visitas a mi vecino (El partido)
Fecha: 23/08/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... mientras se la metía, le daba mordisquitos en el cuello…
pero sintió las manos de Diego en la raja del culo y se animó; aumentando el ritmo y la fuerza.
Ahora ya le pegaba buenos menéos...
Le encantaba ese lindo y sedoso culo. Pero, Diego estaba detrás de él, y no dejaba de sobarle; le cogía de los huevos mientras se lo follaba, e intentaba dedearle.
Terminó por conseguir que lo dejara y le prestara atención.
- ¡Quiero follarte!, ¡coño!
Rafa le miró muy tierno, y con todo su cariño se tiró al suelo. Rápidamnete, Ariel se encargó de sujetarle las piernas en alto y Dieguito empezó a trajinárselo loco de contento.
- ¡Es que este culo me vuelve loco!, tío… ¡de verdad!. ¿Has visto que culo, Ari?
¡ ¡Uuufff!… ¡ya lo creo, primo!. A mi me pasa lo mismo… ¡me encanta!...
Se lo Follaron a tope y le hicieron de todo, sin descanso; y, hasta que no sonó el pitido que daba por finalizado el encuentro, o sea, el final del partido, no se terminó la fiesta.
Luego, se quedaron mirando la tele durante un rato, a ver si tenían suerte y había prórroga. Pero no la hubo.
Cuando Rafa se marchó, se desinflaron. No podían mas…
Esperaron mas de media hora a que subiera el abuelo. Pero como ya eran las 22:24… y no subía.
- Voy a ver que pasa con el abuelo, ¿vienes conmigo?… solo es un piso.
- ¡Venga!
Bajaron a casa de D. Carlos y…
- ¡Coño, Eugenio!, ¿estabas aquí?.
- ¡Hola, Dieguito!… ¡si!. Me vine a la hora de comer, para estar con Carlos... hoy ...
... y mañana.
- ¡Estupendo!… no sabes como me alegro de verte.
- Yo, también ¡claro!. Pero, ¡pasad!...¡pasad!, no os quedéis ahí.
Al entrar en el salón D. Tomás se estaba despidiendo de D. Carlos... y al verlos; los dos se revolucionaron un poco.
- ¡Coño!… ¿pero quien es este?, Dieguito, dijo D. Tomás…
- Es mi primo Ariel, que está este finde en casa.
Y mirando hacia el sofá…
- Mira el abuelo… ¡está sopa!. ¿Lleva mucho tiempo así?, preguntó.
- No, se acaba de quedar dormido, dijo D. Carlos...
D. Tomás se acercó a Ariel y…
- ¡Es un placer!, y le ofreció la mano.
- ¡Mucho gusto!, señor
- Me llamo Tomás… y soy amigo de la familia.
D. Carlos, que no podía dejar de mirarlo, no dijo nada; y aunque no le gustaba tanto como Dieguito, se dio cuenta, enseguida, de las hechuras del muchacho.
- ¡Bueno!, yo me retiro, dijo D. Tomás…
Y terminó de despedirse de todos.
- ¡Supongo que no tardaremos mucho en vernos!, ¿no?… y salió de la casa.
Diego despertó a su abuelo.
- ¡Venga, “abu”!, que el partido ya ha terminado. ¡Vamos a casa!
Fermín se despertó un poco aturdido pero...
- ¡Vaya!, siempre me pasa lo mismo, dijo mirando a D. Carlos. ¡Bueno!, tu ya me conoces Carlos. Ya sé que no molesto. ¡Gracias, por la estupenda velada!.
Y los chicos acompañaron a su abuelo, a la salida…
Pero, antes de salir por la puerta, Eugenio les invitó a que bajaran a tomar café el Domingo.
Y naturalmente aceptaron…
¡Bueno!… Dieguito aceptó.