1. El síndrome del oso panda (7)


    Fecha: 07/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Vero_y_Dany, Fuente: xHamster

    ... ligeramente ruborizada, y tenía una sonrisa boba, pero no parecía cabreada.Me dirigí a la cocina. Solo entonces recordé que no sabía dónde tenían una cubeta, si es que disponían de ella, pero no era cosa de volver. Como suele suceder, la encontré en uno de los armarios bajos, pero solo después de registrar todos los superiores, cuando estaba ya a punto de ir a preguntarle a Sandra. Puse dentro la botella, un poco de agua, la llené de cubitos, y salí en dirección a la piscina, llevando cuatro copas cogidas por el talle en la otra mano.La escena que vi al entrar me dejó estupefacto: Jorge se había sentado en el borde corto de la pileta que estaba frente a la puerta. Su mujer, entre sus piernas, tenía su pene sujeto con una mano e introducido en la boca, y subía y bajaba la cabeza sobre él. No podía ver la expresión de Vero, que me daba la espalda, pero pensé que si se hubiera encontrado m*****a o incómoda les habría dejado solos. Aunque quizá estaba paralizada como yo… Eso sí, paralizada con los pechos más o menos en contacto con un muslo del hombre.Me acuclillé tras los arbustos, que tenían el volumen suficiente como para cubrirme, solo por ver como se desarrollaba aquello. Justo a tiempo, porque Vero volvió la cabeza, sin duda buscándome, pero no me vio.En ese momento, Sandra retiró la boca, aunque siguió haciendo subir y bajar la mano sobre la erección de su marido, girando la cabeza en dirección a Vero.—¿Te apetece? —le dijo, inclinando el falo en su dirección. Habló en un ...
    ... susurro, pero la reverberación en la enorme habitación vacía me permitió entender lo que decía.Vero volvió de nuevo la cabeza en mi dirección. Estaba totalmente ruborizada, y tenía una expresión de confusión… o de excitación, no pude determinarlo.Lo dudó. Miró de nuevo hacia la puerta. Cogió el pene de Jorge con dos dedos. Nueva mirada preocupada hacia donde me encontraba. Y finalmente se introdujo el glande en la boca.Ahora sí que me quedé de piedra. Hasta aquel momento, no estaba nada seguro acerca de su determinación. Bueno, en realidad, tampoco sabía cómo me lo tomaría yo mismo, llegado el caso. Ahora lo estaba viendo: Vero estaba mucho más decidida de lo que yo imaginaba y ella decía. Y en cuanto a mí, la verdad es que, más que desagrado o celos, lo que estaba sintiendo era una excitación enorme, eso sí, acompañada de un no muy reconfortante estremecimiento en el bajo vientre. Porque no me quedaba duda alguna ya de que no iba a acabar la jornada sin que me follara a Sandra… y Jorge a Vero.«Mucha inquietud por si entro y la pillo, pero no suelta el pene de Jorge» —pensé, no sin un punto de desagrado.No podía continuar mucho más tiempo en plan voyeur, pero aún aguardé unos segundos más. Vero finalmente dejó el pene de Jorge, tras otra mirada preocupada a la puerta, completamente ruborizada, y se retiró.Finalmente, me decidí a salir. Y en la siguiente ojeada, me vio. Me dirigió una mirada con expresión avergonzada, y apartó la vista.Decidí comportarme como si aquello fuera ...
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