1. El síndrome del oso panda (7)


    Fecha: 07/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Vero_y_Dany, Fuente: xHamster

    ... alegro de haber perdido la apuesta —intervino el hombre—. Tienes un cuerpo muy bonito… —concluyó dirigiéndose a Vero, que se turbó visiblemente, mientras le daba un buen repaso con la vista.Mi mujer nos dejó, nadando hacia el extremo contrario de la piscina, y regresó flotando de espaldas. Seguro que no era consciente de lo erótico de su imagen, como no lo había sido de la que ofreció cuando se acuclilló en el borde para probar la temperatura, o cuando se introdujo en el agua de espaldas.Estuve nadando unos minutos. El agua estaba lo suficientemente templada como para estar sumergido todo el tiempo que quisieras, sin sentir frío.Finalmente, me acerqué al borde en el que se encontraban charlando los otros tres.—¿Qué tal la experiencia? —me preguntó Sandra con una sonrisa maliciosa.—Que si hace tan solo dos meses me hubieran dicho que tal día como hoy estaríamos bañándonos en vuestra piscina, los cuatro desnudos, habría tratado de loco al que lo hubiera pronosticado —respondí—. Pero contestando a tu pregunta, me siento muy bien. ¿Y tú, Vero? —pregunté a mi mujer.—Una vez pasado el sofoco inicial de exhibirme en pelotas, tengo que reconocer que es una gozada —respondió ella—. En aquella experiencia de la playa nudista a que me refería, fue distinto; a pesar de que todo el mundo estaba en bolas como nosotros, no llegué a encontrarme cómoda. Pero hoy… bueno, será la confianza que hay entre nosotros o lo que sea, pero no me ha costado tanto como imaginaba, y me gusta la sensación ...
    ... de estar en el agua sin bañador.—Le damos demasiada importancia a lo de mostrar el cuerpo —intervino Jorge—. Son los prejuicios imbuidos en nosotros desde pequeños, y todo eso de Adán y Eva después de morder la manzana, pero en realidad es algo de lo más natural. Como dicen los naturistas, lo antinatural precisamente es ponerse ropa cuando el clima no nos obliga a ello.—Y detrás de esa inhibición de mostrarse desnudo, —añadió Sandra—, vienen las otras: el sexo es algo sucio y pecaminoso, que por ello debe practicarse a solas y escondidos, y por supuestísimo, solo con la persona con la que nos hemos casado…«Eso se llama “arrimar el ascua a su sardina”, —pensé—. Por supuestísimo también que para ellos lo lógico es que nos demos un revolcón los cuatro, obviamente con las parejas cambiadas»—Dany, amor —Sandra se dirigía a mí con voz zalamera—. Sé buen chico, y ve a por una de esas botellas de champagne que habéis traído, las he metido en el congelador. Los martinis que NO nos hemos terminado deben estar hechos un asco…—¿Qué me das a cambio? —la provoqué.Había sido una broma, pero ella aprovechó la ocasión: se pegó a mí, pasó los brazos en torno a mi cuello, y me propinó un beso de los de película, con lengua y todo. Mi erección, calmada por la relativa frialdad del agua, retornó con el contacto de su cuerpo desnudo pegado al mío.Se separó tras unos segundos, sonriente.—Si quieres algo más, estoy a tu disposición… ¡jajajaja! —rió.Me preocupaba un poco la reacción de Vero: estaba ...
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