1. Una chiquilla curiosa: Sexo pleno con mi nieta en la habitación matrimonial


    Fecha: 14/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Dichosos los ayeres cuando todo el tiempo andaba con la reata parada y si era posible eso de “echar dos sin sacar” era casi una obligación. Digo, porque esto de cogerme a Estefany ha empezado a afectar mi relación con su abuela. Es que como bien he relatado antes, mi mujer es caliente y hasta el día en que nuestra nieta nos encontrara teniendo sexo cogiamos casi a diario. Tiempos aquellos en donde mi gordibuena mujer y yo nos entregábamos en intensas sesiones de sexo apasionado, porque algo era claro, a mi vieja le encanta la verga. Complaciente como ninguna, le gusta mamar hasta hacerme acabar en su boca aunque su delirio es montarme. Dice que la vuelve loca sentir mis 17 cm perfectamente acoplados en su vagina. También le gusta que le de por el culo, ese que a pesar de haber estado casada por años con su difunto esposo jamás le dio uso antes. Algo lógico, pues aunque vivimos en tiempos “modernos” algunas prácticas sexuales en esta zona de México son consideradas inmorales y hasta contrarias a la naturaleza humana. - Mi chiquito jamás va probar verga – me decía una amiga cuando me la cogi y la tenía hasta con los huevos adentro y le pedí regalarme ese otro tesoro suyo. Incluso el sexo oral es considerado acto obsceno y digno de putas o mujeres inmorales. Pero mi vieja con mi ayuda había superado esa etapa y ahora se entregaba a todo aquello que la hiciera sentir y gozar la sexualidad plena. Eres lo más rico que me ha pasado – decía agarrada a mi garrote después de una ...
    ... buena follada. La mayoría de las veces terminaba recostada sobre mi parte baja con su mirada fija en aquel pedazo de carne que la hacía tan feliz, lo observaba cómo queriendo adivinar el porque la hacía sentir tanto placer. Que rica mi vergota – la escuchaba susurrar mientras se quedaba dormida. Como bien dije al principio, últimamente el sexo entre mi mujer y yo había mermado. Si antes lo hacíamos a diario, últimamente quizá una o dos veces por semana. Muchas veces tuve que achacarlo al hecho de que estaba trabajando más, a responsabilidades extra por mi recién ascenso en la empresa. La realidad era otra. Desde aquel día cuando Estefany yo habíamos tenido sexo en el estacionamiento de la escuela, ella me buscaba a diario. Tanto que muchas veces tuve a bien quedarme por ahí hasta llegada la noche cuando ya sus padres hubiesen ido por ella a la casa. Caso contrario ahí la tenía, buscando el momento de quedar a solas conmigo y una vez más jugar al sexo. Como negarle la verga a una niña de casi 13 años, aunque por su forma de actuar pareciera tener 30. Experta en el arte de mamar verga, le gustaba engullir todo cuanto soportaba su garganta mientras me miraba con esos ojos inocentes aunque con un brillo de lujuria en ellos. – Te gusta abuelo – preguntaba arrastrando las palabras. Me acariciaba los huevos y con un acto de sadismo me los jalaba hacia atrás como si quisiera con ello dejar toda mi tranca fuera del estuche. – Que rica abuelo. ¿Te gusta como te la mamo? – preguntaba de ...
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