1. Una chiquilla curiosa: Sexo pleno con mi nieta en la habitación matrimonial


    Fecha: 14/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... nuevo. Si bebe – alcanzaba a articular yo prácticamente en otra dimensión -. Estábamos solos, en la recámara donde una vez me descubrió dándole verga a su abuela. Hoy era ella la que gozaba, sentada al borde de la cama me chupaba haciéndome sentir sensaciones hasta en el culo. Quizá por el uso diario (No dejábamos de tener sexo desde hace más de un mes) mi verga se mantenía un tanto inflamada, tanto que hasta mi mujer lo había notado y se había alegrado por ello, porque la llenaba completa – decía –. Estefany no había dicho nada, pero su boca asumía el cambio, aquella polla negra apenas si le cabía en su cavidad bucal. Había llegado el momento cumbre, le quite su ropa dejando ver ese cuerpo de niña con vulva de mujer, porque cierto era que tenía 12 pero igual quizá por el mucho uso, su vulva se le había hinchado, los labios vaginales estaban gruesos y su pepa se dejaba ver grande y vigilante de la polla que quisiera invadir aquella cueva rica, por demás jugosa, caliente y adicta a la verga. – Colócate de perrito – le pedí mientras me masturbaba un tanto, más para preparar a mi buen amigo en la aventura que iba a vivir dentro de aquel coñito. Se la metí sin mayor dificultad, aunque pude sentir como mi pene se abría paso en aquella vagina ardiente. Estefany gimió intensamente, sus manitas buscaron aferrarse al cubrecamas, sus ojos cerrados como si con ello quisiera vivir más intensamente el estar ensartada en aquella verga que no era otra que la de su abuelo. Porque me había ...
    ... confesado, que era conmigo con quien más rico sentía. Con Andrés y con Johan no termino Abue- decía refiriéndose a que sus tíos de 15 y 17 también tenían sexo con ella – Es que la tienen muy chiquita y terminan muy rápido – aclaraba -. La culeaba despacio, ella parada en el piso sostenida en la cama. Yo detrás aferrado a su tierno trasero, Igual parado en el piso y ligeramente agachado porque ella era mucho más baja de estatura que yo, porque sin ser un gigante la familia de mi mujer apenas y sobrepasa el 150 de estatura. De hecho, en la zona donde vivimos el estándar de altura es esa. La mayoría de las personas son de origen indígena, los hombres son los más altos, 160 cuando mucho y su pito es corto. Quizá por ello mi mujer presume de tener a su vergudo, aunque para ello tuvo que casarse con alguien que no nació en su país. ¿Te gusta bebe? – le preguntaba a Estefany entre jadeos- ¿Te gusta como te coge tu abuelito? ¿Te gusta sentir mi verga adentro amor? Si abue – alcanzaba a decir – Me gusta, me encanta abue. Me gusta tu vergota, me gusta cómo me llenas mi cuevita. Las palabras parecían sobrar, quizá los jadeos de ambos proyectarán mejor lo que sentíamos. Gemíamos los dos, la respiración como si corriésemos alguna carrera olímpica. El sonido de nuestros cuerpos chocando era el acompañamiento perfecto en aquella velada de sexo, mi verga estaba morada de tanta sangre acumulada en su interior. La sentía palpitar, mi culo otra vez sintió aquella sensación, era como si desde ...