1. MI HERMANA Y yo.


    Fecha: 20/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... cinto, mientra con sus descalzas plantas atrapaba mi verga y me iba masturbando frenéticamente haciéndome sentir atroces cosquillas que me hacían corcobear desesperado y caliente mientras los primeros orgasmos ya me llegaban, y los primeros chorretazos de leche me empezaban a saltar por la empinada verga que con sus plantas masturbaba mi hermana. La leche, saltaba y saltaba y los relámpagos alumbraban aquellos blancos chorros que en parábola inmensa hacían aquellas combas por el aire, y mi hermana largaba las carcajadas viéndolo. Era, el comienzo. El comienzo de una incestuosa relación donde mi sometimiento a ella sería absoluto, y donde la dominación que sobre mí ella en adelante ejercería con creciente manera, haciéndome conocer los masoquistas placeres de un varón entregarse a una dómina aunque ésta, fuere su propia hermana. Luego de agotarme en ese modo de así montarme, haciéndome llevarla por toda la inmensa mansión y subiendo y bajando escaleras con ella en mis hombros, me hizo tenderme de espaldas sobre una cama donde comenzó a pisarme y caminar sobre mí y por fin. comenzó a follarme en la más desvergonzada manera de cochar a un hermano follándoselo como una poseída por mil demonios. Desnudo y caliente ...
    ... aunque con mi cuerpo completamente agotado por la monta que me había propinado, era por ella ahora bombeado de manera frenética subiendo y bajando encima mío cabalgándome en un mete saca total en aquel arriba-abajo donde su cuerpazo iba y venía encima mío subiendo y bajando meta y meta amasarme. Me hizo luego de follarme bastante chuparle bien chupada la concha y el culo, y otra vez las patas y además las axilas y las tetas. Fue ése el bautismo de amor entre ella y yo así siendo yo de ella su esclavo, y era ésa una cosa que seguiría entre nosotros con mi total aprobación y complicidad, y desplegando ella de ahí en adelante toda la más inmensa gama de nuevas cosas a hacerme, que yo sumisamnete aceptaría en incondicional manera absoluta. Mi manera de andar siempre yo tras ella como un perrito fiel, era cosa que la hacía a ella reír, y habían veces en las cuales me ponía ante ella de rodillas y manos juntas así suplicante, para que me sometiera a alguna de esas sesiones de torturas a las que me sometía y las que debería tal vgez contar en alguna otra incursión testimonial por estos lares u otros, pues las cosas que aquí quedan en el tintero son varias, y no quiero andar abusando de la paciencia de los lectores. 
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