Fui su esclava y me terminó gustando
Fecha: 21/05/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Dulce Soñadora, Fuente: CuentoRelatos
Esta historia me pasó este fin de semana con la persona menos pensada.
Resulta que a mi mamá se le antojó arreglar y pintar una pared del fondo de la casa para las fiestas. Ella se encargó de hablar con el pintor y contratarlo. Yo no sabía quién era y tampoco me importaba mucho saberlo.
Supuestamente, ese viernes yo no lo iba a ver porque el trabajo llevaría muy poco tiempo y lo haría en las horas que yo estaría trabajando. Pero en la oficina tendrían que hacer una reparación general con la luz y nos dieron la tarde libre. Como todas mis amigas estaban en sus respectivos trabajos o facultad, me fui a mi casa.
Al entrar a mi casa y sentir ruido me acorde que estaría el pintor trabajando. No le di mayor importancia y fui a mi pieza a cambiarme, y entre las cortinas lo veo.
Es un señor de cincuenta y tantos, muy buen físico por su edad, alto, de espalda amplia, con rasgos europeos, piel blanca ojos claros. La verdad muy llamativo.
Sentía la curiosidad de verlo de cerca, entonces con la excusa más tonta fui a donde estaba trabajando y le pregunto:
—disculpe ¿Necesita alguna herramienta para trabajar?
Al escucharme, se da vuelta para mirarme y me responde de mala gana…
—No gracias. Cualquier cosa le digo a su madre.
Sin más remedio, me tuve que ir del lugar, pero no entre a la casa. La verdad no era muy atractivo de cerca. Y más con la respuesta fría que me dio, se perdió todo el encanto que de lejos me generó. Pero aún seguía alguna intriga perdida ...
... hacia él. Lo miraba de reojo y muchas veces lo noto. Él me sonreía y seguía con su trabajo.
Pasaron unas dos horas más o menos, y escucho como le avisa a mi mama que ya termino, juntaba las herramientas y que se iba. Mi mama le paga el dinero acordado por ellos y se va.
Creí que eso terminaría ahí, pero me equivoque.
El sábado por la mañana arreglo con Pilar, mi amiga de toda la vida, en salir a la noche. La costumbre es cambiarnos en su casa, así que arme mi mochila con un par de polleritas, una remeritas bastantes al cuerpo y zapatos. En la casa de Pilar elegiría que ponerme. Me baño y me pongo un vestido suelto, pero algo cortito y unas zapatillas.
Al ver mi mama que iba a salir, me dice:
—Ya que te vas, podes de paso pasar por la casa de Orlando a dejarle este pincel que se lo olvido ayer?
—La casa de quién??? Le pregunto con un tono de sorpresa porque no sabía quién era.
—El pintor que estuvo ayer. Vive a unas cuadras de acá.
Me quería morir…. Ir hasta la casa del tipo no estaba en mis planes, pero acepte.
Me anota la dirección en un papel y me lo da.
Salgo de mi casa y veo que la dirección es a unas pocas calles de mi casa. Voy escuchando música sin pensar en nada.
Llego y toco timbre.
Veo que una figura se mueve detrás de la ventana y me dice..
—Pasa, está abierto!!!
Tenía dudas en pasar. Vive solo? Tiene familia? Es un psicótico? Me quede paralizada en la vereda.
La misma voz, me vuelve a insistir que pase. Accedí y entré. La ...