-
Albertito 1
Fecha: 23/05/2019, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
A decir verdad, creo que soy puto desde la cuna, siempre fui un "gordito puto", bueno gordito sin exager, en lo de puto, exageren todo lo que quieran. Desde mucho antes de la pubertad no desperdiciaba oportunidad de desnudarme con mi primo Damián y darnos por el culito, siempre en silencio. Bien democrático, en un desván del fondo de mi casa, yo me bajaba los pantalones frente a una pequeña ventana y mi primo me rompía el culo mientras yo vigilaba que no viniera nadie. Luego cambiábamos posición y yo le rompía el culo a Damián. Para ser honesto, a mi me alcanzaba con un polvo, pero a mi primo a veces no, por lo que mi culito hacía dos o tres por uno, y siguiendo con la honestidad, con el tercero, larguísima culiada aún para un pija de 11 años, hasta me hacía gozar y gemir un poco. Cuando me la sacaba después de 30 minutos de recibir los golpes de su pubis en mis nalgas y tener su pija adentro destrozándome el anito, siempre parado contra la pared, mis piernas quedaban tan cansadas que se me doblaban las rodillas, se imaginan que mi primo se sentía el gran macho argentino. Mi culito, de 11 años también, al otro día estaba como nuevo, durito y cerrado, a pesar de haberse tragado tres polvos. Los dos teníamo esfínteres fuertes, que pese a las cogidas, parecían siempre vírgenes. Para colmo, él me la chupaba por obligación, en cambio yo me desesperaba mamando su verga. Entonces, a pesar de la democracia pregonada, en muchos aspectos yo era la "putita" de Damián. Claro, la ...
... pacatería de la época (puto es el que se deja, el que se la da a un puto, es recontra macho), me impedía reconocerlo. Damián la tenía más clara: "vos y yo somos putos, pero mientras nadie se entere, no importa", yo en cambio retrucaba "no, yo no soy puto, me dejo solamente para que vos me des el culo". Qué boludo, por favor! A veces Damián venía con algún amigo, del barrio o de la escuela. Yo ni loco me animaba a mostrarme puto delante de un amigo, pero evidentemente Damián sabía reconocer y elegir. Luisito venía seguido, era bastante pasivo, a diferencia nuestra, su culito ya no se cerraba, cuando le abría las nalgas se veía el típico túnel rosado que tenemos los que lo usamos para otra cosa distinta a hacer caca. Con él a veces hacíamos trencitos, pero a Luis le gustaba más hacer de locomotora. Entonces poníamos unos trapos en el piso, Luis se sacaba el pantalón, se acostaba y Damián primero y yo después, lo cogíamos. Como siempre, mientras uno cogía, el otro vigilaba. Cuando le abría la colita veía los rastros de semen de mi primo y me ponía loco de deseo, se la clavaba sin piedad. Después que Luis se iba, por más que lo hubiéramos reculiado, al quedar solos, sentíamos que faltaba lo nuestro, yo le chupaba a Damián esa bella pija con sabor a nuestro semen y al culito de Luis y después nos cogíamos como siempre. Una vez las cosas no salieron bien. Damián lo trajo a Victor, un pibe de 12, que vivía a la vuelta. Tenía un culito blanquísimo, muy pecoso, y duro como piedra, su pija era ...