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Como me entregué a mi hijo
Fecha: 24/08/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos
Una amiga me contó en una oportunidad que había tenido sexo con su hijo y me horroricé… – ¿Pero cómo pudiste hacer eso…? Recuerdo le pregunté en el colmo de la incredulidad… Hoy me encuentro en una situación similar y me hago la misma pregunta… ¿Cómo pudo ocurrirme? ¿Por qué extraña razón me conmoví al ver a mi hijo desnudo? ¿Fue su enorme y hermoso falo el que me movió a tal hecho? ¿La falta de sexo? Tantas cosas… Todo ocurrió en el verano… Fuimos con Gabriel, mi hijo, al Uruguay de vacaciones. Soy madre joven, apenas le llevo a mi niño 16 años… eso lleva casi siempre a la confusión porque yo aparento tener menos edad de la que tengo y el más de la que tiene; ergo parecemos novios. Nos llevamos a las mil maravillas y nos comprendemos solo con mirarnos, eso nos da mayor alegría y diversión cuando salimos de parranda juntos… Tenemos una forma de ser que hace que congeniemos. A raíz de esa compenetración sucedió lo que paso a relatar… Regresábamos de un bailable alrededor de las cuatro o cinco de la mañana, tras pasar una magnifica y divertida velada, cuando sin proponérnoslo nos cruzamos en el mismo lugar… el baño… El con una toalla en la cintura y yo con una bata de toalla… los dos con intenciones de bañarnos antes de acostarnos y porque no decirlo de hacer alguna necesidad fisiológica. – Pasa vos, ma… yo espero… – No Gaby, entra vos y yo voy a calentarme un café… – -No mami… primero vos… – No seas tonto… – Dale… yo hago pis y te dejo el ...
... baño… – Bueno… Está bien… El giro sobre sus talones y quitándose el toallón encaró su pene hacia el inodoro, sin darse cuenta que desde donde me hallaba podía ver perfectamente lo que hacía… “No puede ser…” pensé al ver las dimensiones de la “manguera” de mi hijo… “es enorme” “Que pedazo de verga que tiene el wachito” Ensimismada en mis pensamientos y “tildada” mi vista en esa impresionante pija no me di cuenta que ya no orinaba, y tampoco de que el muchacho me estaba mirando… Absorta contemplaba ese enorme y grueso falo… Nunca había visto algo semejante… Y sin desearlo mi conchita empezó a mojarse… Una extraña picazón se apoderó de mi sexo… necesitaba masturbarme con urgencia… quitarme esa calentura que me estaba invadiendo… Sin meditar lo que hacía me dirigí a la ducha en tanto me quitaba la bata toalla. El muchacho quedó tan tildado como yo… primero me miró las tetas al pasar a su lado y luego su vista se perdió en mi culo… Pero caliente como estaba en lo único que pensé era en echarme agua… y así lo hice… Al ver mi cuerpo desnudo él tuvo la misma reacción, su verga se puso rígida, dura como un fierro y adquirió una dimensión impresionante… Su calentura le voló los sesos y sin pensar se metió en la bañera a remojarse… Dos personas en un espacio tan reducido a la corta o a la larga tienen contacto físico. Y eso llegó. – ¿Querés que te jabone la espalda? – su voz sonó entrecortada falta de resolución, dudosa… anhelante… – ¡Dale! – ahora fue mi voz la que ...