Sombras del deseo
Fecha: 27/05/2019,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... trataban con mucha amabilidad esperando el momento en que ella no los viera para comérsela con los ojos, cosa que a mi me disgustaba. Yo quería ser el único en deleitarme observando como trabajaba, y más aun cuando llegaba a mi casa después del trabajo.
En ese tiempo siempre estuve pendiente a casi cada movimiento que hacía, esperando que por algún descuido me dejara ver más allá, por ejemplo, un día en la biblioteca ella estaba como de costumbre atendiendo el mostrador con unos Jeans muy ajustados, era difícil no desviar la mirada, pero yo estaba del otro lado del mostrador y veía muy poco, de pronto en un descuido de ella cayeron al piso algunas carpetas con hojas, después de la expresión de enojo se inclinó a recogerlas, ¡Vaya manera de hacerlo! Al principio volví el rostro a una ventana por el miedo a ser sorprendido mirándola, pero no resistí y en ese momento fui testigo de algo maravilloso, era como si sus nalgas fueran a romper ese pantalon, cuando creí que no podía ser mejor, por el borde del pantalón se asomó su divina pantaleta color rojo, como una invitación a desgarrarla, de no ser por el mostrador, no sé si me hubiera contenido de abarcar con mis manos el trasero que más anhelaba. Aquella impresión se quedó grabada en mi mente además de causarme una duradera erección, que oculté con mis libros.
Realmente mi deseo por ella era mucho, pero había demasiado en juego si me atrevía a insinuarle mis intenciones, por lo que siempre fui un observador pasivo. ...
... Para calamr esas tremendas ganas acostumbraba ver pornografía por televisión, pero solo lograba encender más mi vehemencia por aquella diosa. La pornografía me ocasionaba muchos sueños, pero todos con ella, disfrutaba hasta el límite aquellas ilusiones. Como una vez que me vi dentro de aquella biblioteca rodeado de estantes y libros, sabía que buscaba algo pero todo perdió sentido cuando la ví, sentada en su silla de trabajo y entre lágrimas y sollozos repetía la frase -¿Por que a mí?-.
Conmovido me acerqué e hincándome abracé con fuerza su cintura descansando mi cabeza sobre su vientre. Entonces tomándome del cabello me arrojó al piso y se tendió sobre mi con un deseo ardiente escapando por sus ojos, intenté besarla pero de alejó, enderezándose comenzó a desabotonar la blusa color verde que traía, extendí los brazos y apreté sus senos aún cubiertos con el sostén, apoyándose en sus rodillas levantó su trasero de mis piernas con lo que supuse que deseaba que la despojará de su falda, y así lo hice, con las manos extendidas recorrí su figura mientras bajaba aquella prenda, su sudor fragante me excitaba demasiado, por lo que sin más demora la tomé entre mis brazos para sellar aquel momento y de nuevo se acercó a mi oído diciendo -¡Este es el día!-. Pero en ese momento despertaba, estaba solo en mi cama abrazando mi sábana.
No puedo ni imaginar por que en los sueños no podía ir más allá, cosa que pasaba a menudo en la vida real. Pero un día tuve una maravillosa idea, surgió ...