1. Y de regalo: una esclava


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Incesto Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... que la vigilante se había dormido.
    
    Aparté su pelo para dejar su cuello y oreja libres para besarlo y lamer el lóbulo de su oreja. Puse ambas manos en sus pechos acariciándolos y frotando sus pezones. Mi polla se endureció y metí una pierna entre las suyas para separárselas y dejar que resbalase hasta su coño, ella emitió un suave gemido.
    
    -mmmm
    
    -Sssssh Le susurré al oído para que callase y no despertar a la vigilante.
    
    Aunque todavía me dolían los morados, estar con una criatura así me hizo olvidarme totalmente de ellos. Hice que colocase su mano sobre mi polla para que hiciese presión sobre su coño y empecé a moverme despacio, mientras acariciaba su cuerpo con una mano, con la otra sus pechos y la vigilante roncaba. Con unos pocos roces, noté cómo su coño se abría y mi polla rozaba toda su raja y hasta el clítoris. Sentí como la mojaba con su excitación.
    
    -ffff, ffff, ffff. –Sentía su respiración acelerada.
    
    Yo también estaba muy excitado, me estaba haciendo una maravillosa paja en el coño de ella.
    
    El roce con ese coñito tan suave y su mano presionando me estaba poniendo a tope
    
    Hubo un momento en que ella hizo más presión y movió la mano en círculos, mientras su respiración se alteraba más
    
    -FF, FF, FF.
    
    Luego siguió normalmente y yo también. Mi polla estaba como si la tuviese metida en una piscina. Poco a poco fui acelerando en busca de mi placer mientras ella volvía a mover la mano en círculos cada vez que mi polla llegaba a su clítoris. Poco más ...
    ... pude aguantar, la apreté contra mí y me corrí en su mano y coño.
    
    -of, of, of, of.
    
    Ella movió la mano más rápidamente y también alcanzó un segundo orgasmo.
    
    -FF, FF, FF.
    
    Quedé abrazado a ella y noté como la vencía el sueño. Yo estuve todavía despierto un rato, hasta que me acostumbré a los ronquidos de la vigilante, que no sé cómo podía dormir sentada en aquel sillón.
    
    Por la mañana me despertó un fuerte y doloroso golpe en mi mano, que estaba situada sobre la cadera de Habiba.
    
    -AAAAAGGGGG. Jodeeerr. Maldita puta. ¿Por qué has hecho eso?
    
    -Pegdon sigñor. Queguia despegtag a esclava paga que te despetag con boca. No veg tu mano pog gopa.
    
    -No tenías que haber hecho esto. Se lo diré al oficial para que te castigue.
    
    -¡No, pog favogr, signor! ¡Pegrdegué todo lo que tengo! ¡Hagué lo que quiega paga compensagle, pego no diga a oficial!
    
    Se me ocurrió una idea. Decidí darle de su propia medicina. Cogí su vara y le dije:
    
    -Pon la cabeza sobre la cama con los pies en el suelo y las piernas abiertas y estiradas.
    
    Como la cama era más bien baja, quedó con el culo en pompa. Tomé las sayas por el borde inferior y se las volqué sobre su cabeza y ahí me llevé una gran sorpresa. Donde esperaba ver unas horrendas bragas de cuello alto y unas piernas celulíticas, me encontré con unas braguitas de seda, en un culo de infarto, un liguero y medias negros a juego y con unos zapatos, eso si, horrorosos. Por la postura, los ropajes cayeron dejando ver parte de su sujetador, ...
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