1. La casa de las perversiones en familia 5


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... sus cavidades, al contacto con su clítoris mi suegrita pegaba brinquitos y me apretaba la cabeza con sus piernas, pude sentir cuando se corrió en mi boca entre susurros de placer. Era su primer orgasmo, aunque yo esperaba que fuera uno de muchos. Le di vuelta hasta dejarla boca abajo, parada sosteniéndose del brocal. Así la penetre colocando mis dos manos sobre aquel culo por los que me había pajeado en más de una ocasión. Gordo, negro, apetitoso de desflorarlo con una buena verga. Doña Refugio me recibía como si fuera una bendición mañanera, sus nalgas chocando contra mi cuerpo, su panocha dejando escuchar aquel plaf plaf plaf cuando se comía mi tronco en su interior, su calentura interna estaba haciendo lo suyo con mi pene. La necesidad de descargarme era una opción que se vislumbraba a corto plazo. ¿Quieres que me suba? – Pregunto. Yo la había visto cabalgar a su amante y claro que quería que me hiciera lo mismo, pero quise que fuera totalmente desnuda. Le ayude a quitarse sus ropas y ahora sobre el suéter de felpa que ella llevaba me tiré al pasto, Doña Refugio se colocó encima mío y colocándose la estaca en su entrada se dejó caer despacio hasta que su culo chocó contra mi parte baja. Estas bien dotado papacito – dijo. Se acomodó el pelo, luego levantó la caderas hasta dejar casi toda la verga de fuera y otra vez se ensartó en ella. Mis manos en sus caderas, estaba dispuesto a dejarme follar por aquella mujer que bien podría ser mi madre. Moviéndose ricamente me cabalgó ...
    ... por largos minutos, deteniéndose solo para tomar aire y dejar que mi boca le lamiera los pezones. Fue en esa posición que acabamos, porque increíblemente terminamos juntos aunque ella se había contorsionado varias veces y me aseguraba que estaba acabando. El último fue un orgasmo que no dejo dudas, la vulva se le abrió toda, se le reseco por instantes y luego dejó escapar algo caliente que bajo por mi verga hasta inundar mis huevos. Yo le regalé no uno, sino 6 o 7 escupitajos de leche. Rodeándola por la cintura la culie hacia arriba hasta sentir sus entrañas calientes y me corrí como todo un semental de 17 años. Fue entonces cuando sentí cuanto pesaba, porque había quedado desfallecida sobre mi. ¿Le habría regresado la borrachera? Por un instante no supe si desear que si o que no. ¿Me había aprovechado de ella o por el contrario, ella había abusado de mi? Con esas preguntas en mi mente empecé a hablarle, a pedirle que se levantará. A regañadientes se puso de pie ¿Te gustó papito? – pregunto con aquel acento de hace una hora cuando salimos de donde había tomado. ¿Te gustó comerte a tu suegrita? – hablo de nuevo. Nos vestimos, ella se puso su vestido y recogió su suéter que nos había servido para no hacerlo en el pasto. Me ofreció su calzón para limpiarme la verga y otra vez caminamos hacia su casa. Afuera estaba Yadira y Marta su hija mayor ¿Mamá donde andabas? - pregunto esta última. Yadira me miraba curiosa, su madre agarrada a mi hombro solo atino a decir que andaba matando ...