1. Lalo, la flaca y yo


    Fecha: 29/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... y yo te la quería chupar… vos me tiraste en la cama, me re manoseaste las tetas y te me subiste arriba para clavarla en mi concha… lo loco era que me traspasabas la bombacha… ni te cuento cómo amanecí ese día… te juro que creí que me había meado de lo mojada que estaba!
    
    Para mí fue demasiado, y aunque no sabía qué hacer, me paré de la silla y grité golpeando la mesa:
    
    ¡Basta Eliana, estás borracha, no sabés lo que decís, andá a la cama que yo levanto todo!
    
    Pero ella se rio y agregó:
    
    ¡No amor, yo estoy bien… no sé vos cómo estás después de la peterita de hace un rato. El viejo García se lo contó a mi hermano, y le dijo que no fue la primera vez que te hacés chupar la pija… así que mejor cállate!
    
    Me sentí un estúpido, y cuando Eliana dijo que iba al baño le pedí a Lalo que se vaya. Pero él me sugirió que no arme bardo, que no le haga daño ante todo lo que contó, y de la nada ya estábamos hablando de negocios.
    
    En eso apareció Eliana, solo que ahora en bombacha y corpiño, con un frizze en la mano y 3 copas en la otra. No sé lo que me llevó a actuar como lo hice. Pero, en cuanto las copas se estrecharon en un brindis nervioso le dije a mi amigo:
    
    ¡hacele lo que ella te pida, cógela loco, quiero verla chuparte la pija!
    
    Eliana casi se ahoga con su fondo blanco, pero en cuestión de segundos estaba arrodillada sobre el sillón. Lalo le dijo que prefería jugar un poco antes, y no ir a los bifes tan rápido.
    
    ¡Dale tarado, si desde acá te estoy viendo la pija, se ...
    ... te va a reventar el pantalón… vení ahora, dame esa chota en la boquita!, dijo Eliana sacando la lengua, meneando las lolas y juntando las rodillas.
    
    Lalo se bajó el pantalón y le acercó el pubis a la cara. Ella no le bajó el calzoncillo hasta después de olerlo, mordisquearlo y pasarle varias veces la lengua. Vi cómo le tocaba los huevos por entre los costados, cómo se le nutría el mentón de saliva cuando sus labios, y cómo lagrimeó cuando le dio unas lamidas a su tronco y la carita de felicidad que le nació al tener la punta de su pija moviéndose entre sus labios. Lalo le pegó con ella en la cara, y ella se lo agradecía.
    
    ¡Así, pégame más nene, quiero pija, quiero conocer el sabor de tu leche, quiero ahogarme con tu pija, dame verga negro!
    
    Le tocaba las tetas, y ella le pedía que se las apreté con fuerza, que le pellizque los pezones y le meta un dedo en la boca junto con su pene. Ella comenzaba a sentir las estocadas de mi amigo en la garganta, eructaba un poco y se reía de eso. Hipaba unas cuantas veces, y a pesar de la caballerosidad de Lalo en pedirle parar un ratito para que se recupere, ella no quiso detener su peteada.
    
    ¡¿Te gusta cómo le chupo la pija a tu amigo?, querés que le tome la lechita adelante tuyo mi amor?... un día traé a casa a una de las peteras de don García, así aprendo mejor si querés!, me dijo con sarcasmo mientras Lalo intentaba callarla con sus huevos, ya que ella lo estaba pajeando.
    
    Entonces, Lalo no aguantó más y le abrió la boca con ...
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