1. 47.3 Lluvia dorada


    Fecha: 25/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... de su perfil y los llevo a su lugar con mis labios, está terriblemente varonil con su barba de dos días.
    
    Me siento satisfecho a pesar de todo, es comprensivo para saber que todos fallamos en algún momento y el velado reproche de ayer no tiene demasiada importancia. Me gustaría saber el detalle de lo que hablaron Nico y él sobre mi y lo que ese gran hombre haya podido aconsejarle. Se revuelve y abre los ojos.
    
    -¿Ya estas despierto? -pasa sus manos por los ojos frotándolos.
    
    -Sí, esperándote a ti, velando tus últimos minutos de sueño. -beso su sien y soplo su pelo para retirarlo de la cara.
    
    -Te van a gustar los chicos, Louis es el mayor, el pequeño Jean, su esposa Vivianne, ¿te acordarás? -me mira haciendo un mohín con sus labios y diciendo que no con la cabeza.
    
    -Deberás apuntármelos en un papel, pero creo que la hija se llama Léane y él André. –me mira con burla en su mirada, se sabe todos los nombres y yo haciendo el tonto recordándoselos.
    
    -Vaya, ya te vuelves a reír de mi, olvidé tu facilidad para los nombre y relacionar los rostros con ellos. –me siento en la cama para levantarme.
    
    -Ven aquí que aún no me has dado un beso. -intenta sujetarme pero salto de la cama.
    
    -Dos, te he dado dos besos, uno mientras dormías. Vamos Gonzalo, es mejor que lleguemos temprano, igual tenemos que ayudar en algo y quiero comprar flores para Vivianne.
    
    Termino de afeitarme y lavo mi boca para meterme seguido a la ducha, enseguida me acompaña, su polla está dura y no le ...
    ... he escuchado como vacía su vejiga, se menea a un lado y otro con el movimiento de su cuerpo, está espléndido pero le noto distinto, sin su atrevimiento de otras veces, como si tuviera miedo de resultar molesto.
    
    Me da la espalda y me acerco a él con mis manos llenas de la espuma de gel, las paso por su ancha espalda y encoge los hombros sorprendido. Desciendo hasta sus redondos glúteos y me uno a él abrazando su vientre, mi polla queda debajo de sus nalgas deseosa de que la preste atención y la haga caso.
    
    Bajo mis manos acariciando sus abdominales hasta llegar a los pelos de su pubis y los froto sintiendo su verga tremendamente hinchada.
    
    -No seas malo y dámela. –acaricio sus testículos y suspira elevando su mirada al techo.
    
    Se va volviendo muy despacio dejando que mis manos vayan pasando por su cuerpo y cuando me tiene de frente me mira y agarra mi polla.
    
    Le abrazo dejando nuestras duras vergas pegadas a nuestro abdomen.
    
    -Gonzalo, te quiero, te deseo, quiero que hagamos el amor. –me mira azorado con vergüenza.
    
    -Tengo ganas de mear. –una idea genial, morbosa y muy sucia se me ocurre.
    
    -Hazlo, así como estamos, orina. –le sonrío travieso y juguetón sujetando su verga.
    
    -Te voy a manchar.
    
    -No importa, lo quiero. –no parece que le disguste la idea y cierra los ojos para concentrarse en lo que va a hacer, al momento comienza a salir de su uretra el surtidor de su meada, potente y fuerte, dorada, llegando a nuestras caras y resbalando por el pecho y el ...
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