1. Horas extra


    Fecha: 03/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... trabajo. Yo me desilusioné y seguí en el trabajo, escuchando atenta las instrucciones de él. El jefe de seguridad del edificio pasó haciendo ronda y nos vio. Preguntó sobre la hora en que dejaríamos de trabajar y Daniel le dijo que yo me quedaba un rato más. El de seguridad nos dijo que estábamos los tres solos en el edificios pues el turno de impresión no trabajaba esa noche. Seguimos trabajando y un rato después me dijo que se iba ya, que estaba tarde. Acepté. Él salió y yo seguí en el trabajo.
    
    De pronto, tiempo después, sentí unas manos que me tocaban la espalda haciéndome un masaje. Me asusté y gire. Era Daniel.
    
    -Hola ¡qué susto me has dado! -Me regresé porque creo que necesitas más ayuda ¿o no? -Sí creo que sí... -¿Un masaje? -Ok
    
    Entonces empezó a tocar mi espalda y mis hombros haciendo que me relajara sobre el asiento. Sus manos eran muy buenas. Me concentré en el placer del dolor por la tensión de mis músculos. Luego sentí que una de las manos bajaba y rozaba mis senos sobre la blusa. Abrí los ojos pero seguí quieta. Ahora me tocaba a fondo y yo estaba en shock. Pues aunque esperaba algo de Daniel nunca creí que fuera en ese momento.
    
    -¿Hace cuánto no te dan un buen masaje? -Hace bastante jefe... -Creo que te llegó la hora de hacerte uno completo -¿En serio?
    
    Al decir esto bajó su cabeza y me dio un beso súper húmedo, al tiempo que bajaba mucho más su mano y la metía por mi falda, tocándome los muslos y llegando hasta mi interior. Yo le hice la tarea más ...
    ... fácil girando la silla y quedando frente a él. Daniel se arrodilló frente a mí, levantó un poco mi falda, hizo a un lado mis interiores y comenzó a chupar y lamer mi genital. Yo no paraba de gemir y suspirar. Rápidamente tuve un orgasmo enorme. Le tomaba la cabeza y la apretaba fuerte sobre mi órgano. Él sólo paraba para darme una mirada y seguir paladeando su lengua en mi clítoris. Comencé a tener otro orgasmo más fuerte que el anterior y lo hice a gritos. Daniel era excelente con la lengua. Tras ese orgasmo caí sobre la silla dichosa, entonces él se puso de pie frente a mí.
    
    -¿Te gustó? -Ajá (contesté como tonta) -Baja mi cremallera y saca mi verga. (me dijo un tanto vulgar)
    
    De inmediato lo hice. Su cambio de ser un hombre caballeroso a ser uno vulgar me excitó demasiado. Bajé el cierre y sin quitarle el pantalón saqué un pene enorme, era largo, un poco grueso. Lo tenía en mis manos.
    
    -Métetelo a la boca putica...
    
    Como si estuviera sonámbula o algo así obedecí. Abrí la boca y empecé a comerme su aparato. Él lo disfrutaba al máximo. Hizo que bajara de la silla y quedara de rodillas. Seguía chupando esa verga grande y hermosa, repleta de venas que palpitaban en mi boca.
    
    -Eso es putica, muy bien, muy bien...
    
    Mientras se la chupaba Daniel se quitó el saco y la camisa. De un momento a otro me tomaba de la cabeza y me daba empujones dentro de mi boca con su pene, como si me follara así.
    
    -Detente un momento putica. Quítame el pantalón.
    
    Lo hice de inmediato. ...
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