-
Horas extra
Fecha: 03/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Quedó desnudo. Me levantó y sacó mi blusa bajó mis interiores y la falda la arremangó sobre mi cintura, me dejó con las botas. Me tomó del cabello, jalándolo, y me puso de rodillas nuevamente para que siguiera chupándolo. -Sigue con tu trabajo oral puta... Continué mamándole la verga por un rato más. Me sentía muy bien así. Me encantaba su pene. Llevábamos más de media hora así, cuando él mismo sacó de mi boca su aparato. Me hizo levantar y me llevó hasta la sala de espera frente a su oficina. -Ven que te voy a follar como se lo merece una puta como tú. Me acostó boca arriba sobre el sofá de la sala de espera abrió mis piernas que tomó con sus manos y puso su vergota en mi entrada. Yo la tomé y la fui metiendo de a poco. Me quejaba y a él eso le gustaba. De improviso avanzó y la metió toda. Hasta el fondo. Grité. Se acomodó y empezó a meter y sacar su pene dentro de mí. Lo hacía a una velocidad enorme y con una fuerza gigante. -Te gusta así ¿no puta? ¿te gusta?... perra... Yo no paraba de gemir y de agarrarme de sus brazos fuertes. Sus embates eran tremendos. Unió mis piernas para apretar así su verga en mí. Y con una sola mano las tomaba y con la otra se apoyaba del espaldar del sofá. Me la metía y sacaba como una maquina sexual. Luego la sacó repleta de líquidos míos, pues ya había tenido un orgasmo durante la faena. -Ponte en cuatro perra que me gusta penetrarlas así, a las putas como tú... Lo hice. Él me dio una palmada en las nalgas. Metió uno de ...
... sus dedos en mi coñito, lo sacó e intentó meterlo en mi trasero. Yo se lo impedí y él me abofeteó en la cara. -¡Quédate quieta perra, que voy a hacer lo que yo quiera! Me quedé helada y quieta. Insistió metiendo uno de sus dedos en mi trasero. Nunca lo había hecho por ahí. Su dedo me molestaba sobremanera y cuando ya lo tenía dentro comenzó a meter otro en mi coñito el movimiento de ambos me fue excitando cada vez más. Fui moviendo mis caderas al ritmo de sus dedos. Entonces los sacó de su interior y se acomodó para penetrarme. Primero de forma normal por mi coño. La metió toda de una y comenzó a penetrarme fuerte. Yo tenía la cabeza enterrada en el espaldar del sofá. Sus embates me apretaban contra él. Me tomaba de la cintura y me atraía hacía su verga que salía y entraba como un taladro. Sus huevos golpeaban mis nalgas y estaba a punto de un nuevo orgasmo. Se detuvo. -Ahora vas a saber lo que es coquetear conmigo perra. Puso su pene en mi entrada posterior y empezó a avanzar. Me dolía muchísimo. Él se veía experto en estos menesteres y esperó a que me relajara. Cuando el glande estaba dentro, comenzó nuevamente a empujar hasta tenerlo todo dentro. Allí mismo me tomó del cabello y me alzó la cara, al tiempo que me penetraba sin compasión. Se apoyaba de mi cadera y de mi cabello como si cabalgara a una yegua. Yo estaba en otro mundo sintiendo de todo: dolor, placer, lujuria, éxtasis, etc. Me metía su pene con todo poder. Sentí que estaba por acabar pues se ...