1. Almas cruzadas


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Incesto Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Parece mentira que se haya terminado, después de convivir casi quince años con la que parecía ser la mujer de mi vida, me di cuenta que compartía la cama con una extraña.
    
    Hoy con cuarenta años me encuentro solo, necesitando borrar el pasado para poder pensar en el futuro.
    
    No me quejo, fueron quince años hermosos y que volvería a vivirlos, nos conocimos cuando ella tenía veinte, yo le llevaba cinco, trabajaba en una empresa familiar de impresión de plásticos en ese entonces.
    
    Al tiempo llegó Noelia, mi única hija que hoy en día es una dulce adolescente, todo estaba en paz y armonía.
    
    Pero la pequeña empresa que era nuestra fuente de sustento fue a la quiebra y nos quedamos con unos pesos de la indemnización, no eran pocos, pero tampoco eran muchos, así que con prisa debimos tomar una decisión y buscar un empleo antes de consumirnos lo poco que nos quedaba.
    
    El destino nos llevó a Mike y Adriana, un viejo y conocido matrimonio amigo quienes tenían un emprendimiento de comidas rápidas y dado que Claudia, mi esposa había realizado varios cursos de chef, acordamos sumar el capital que nosotros teníamos al de ellos, ser socios y darle al negocio un empuje de crecimiento, nuevos aires, nuevos horizontes, nuestros amigos nos confesaron que se veían sobrepasados con la cantidad de pedidos que tenían a diario.
    
    Creo que debo aclarar que además de buenos amigos y buenos socios, pronto se formó una química especial entre los cuatros, como decirlo, había ...
    ... piel.
    
    Adriana es una mujer delgada y bien proporcionada, cada cosa en su lugar, de ojos miel y nariz diminuta, de cara ovalada, con unos labios carnosos y su rostro inundado en pecas, con un precioso cabello enrulado a la cintura que teñía en un claro pelirrojo zanahoria, Mike, un tipo esbelto, alto, rubión, no muy musculoso, espigado, un tipo elegante y bien hablado, portador de esas sonrisas pícaras que derriten a las mujeres, Claudia, mi ex esposa, bueno, que quieren que les cuente, creo que aún estoy enamorado de ella, para mí es perfecta, un poco más baja, un poco más rellenita, de grandes pechos y anchas caderas, siempre platinada con su cabello corto, de grandes ojos negros que enamoran a primera vista, y yo, quien escribe, una persona de bajo perfil, también delgado y alto, no tanto como Mike, mis ojos verdes y mi caballerosidad es lo que siempre halagaron las mujeres, en especial mi esposa y mi preciosa hija.
    
    Y se dio una convivencia, una convivencia de la que me arrepentiría en el futuro. Los años vividos junto a Claudia empezaron a pasarnos factura, tal vez nos conocimos demasiado, tal vez no supimos afrontarlo, siempre estábamos cansados, dejábamos el sexo para lo último, además, nuestra hija ya era demasiado grande y debíamos tener todas las cautelas del caso.
    
    Para mí era normal, pero evidentemente para mi amada esposa no, o no se resignaba, y empezaron los reclamos.
    
    Descubrí que nuestro lecho de amor, donde antes teníamos sexo desenfrenado, de pronto se había ...
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