1. El cuñado (Final)


    Fecha: 14/06/2019, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... a tener efecto en mí. Le comencé a colocar un poco más de intención a la mamada, y en segundos ya me encontraba lamiendo y chupando cada centímetro. En un arriesgado movimiento, bajó sus pantalones hasta sus rodillas y empujó mi cabeza entre sus piernas para que jugara con sus testículos. El calor había hecho lo suyo, y se encontraba completamente distendidos y ligeramente mojados, dándole un delicioso sabor a macho. -Eso es, cuñadito, sigue así –me decía cuando llevaba sus testículos a mi boca para saborearlos con más intensidad-. ¡Ah! Necesitaba esto. Y tú también ¿no? ¿Estás ansioso por la follada que te espera? -Ajá –dije con uno de sus huevos en mi boca. -Ya quiero llenarte de leche –se relamía-. Quiero estar dentro de ti. Quiero llevar ese culito hasta el límite. Te reventaré. Oh… Sí… Electricidad corrió por mi cuerpo. Sus palabras estaban causando un grandioso efecto en mí. Su mano bajó por mi espalda y palmeó mi trasero. -¡Ay, que rico! –decía mientras tocaba mis nalgas-. Ese culo debería ser ilegal. ¿Cómo es posible que un niño tenga un trasero así? Acertó otra nalgada, y luego procedió a introducir su mano por debajo de la tela. Pasó su palma justo en medio de mis dos montañas de carne. Su dedo medio se introdujo entre la división, y avanzó hasta que rosó mi ano. Succioné su glande con mayor intensidad cuando comenzó a trazar círculos alrededor de él. Luego sacó su mano y olió su dedo. -Tienes un olor hermoso –dijo. Lo llevó hasta su boca y lo llenó de saliva. Luego ...
    ... bajó y lo introdujo entre mi ropa. La yema de su dedo hizo contacto con mi ano y comenzó a frotarlo, hasta que hizo un poco de fuerzo y lo enterró hasta la mitad. -Amo como me aprietas, ya no aguato –se quejaba. Su verga chorreaba pre-semen, consiguiendo que toda mi boca tuviera su sabor. El auto comenzó a detenerse. Vi que presionó un botón desde su auto y escuché un portón abrirse. Ya habíamos llegado-. Desabotona tu ropa –ordenó. Levanté mi culito -consiguiendo que su dedo se deslizara un poco más- y solté el amarre, para luego bajarlo y dejar mis nalgas al descubierto. Ahora su mano tenía más libertad de movimiento. Mordió sus labios cuando observó mi culo y luego su cara se transformó. -¿Qué tienes ahí? –preguntó con la furia en sus ojos. -¿Qué? ¿Dónde? –pregunté mientras sacaba su pene de mis labios. En mi reflejo se veía mis mejillas sonrosadas y mis labios hinchados y rojos. En respuesta, me tomó de los hombros y me sacudió para enderezarme y apuntó a mi culo. Me giré y vi 2 marcas de un suave color violeta, y 1 de un pálido color rosa. -¿Quién fue? –preguntó. No dije nada-. ¡Dime quién fue! Gritó. Salté. Se bajó del auto y lo rodeó hasta llegar a mi puerta. La abrió y me tiró abajo. Me sostuvo del brazo y me llevó hasta la casa. Me dejó en el living y comenzó a sobarse la cabeza. Acomodó su pantalón, aunque aún se veía su bulto morcillón. -Habla –me dijo intentando controlar su enojo. -Yo… -no sabía qué decir. -Te dejé claro que tú eras mío. Sólo mío. ¡¿Quién mierda ...
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