-
El cuñado (Final)
Fecha: 14/06/2019, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... gutural, pues estaba usando todas mis fuerzas en no gritar y despertar a toda la casa. Pero el momento me superaba. Lo que decía, su voz, la forma en que sus dedos hurgaban dentro de mí, la adrenalina de saber que mis padres dormían al otro lado de la pared… Y exploté sin emitir ningún ruido. De mis ojos brotaron lágrimas al mismo tiempo que de mi pene salía ese semen inmaduro. -Oh… -sorpresa había en su voz-. Dios… como aprietas… Sentí que moriría si no gritaba, pero mordí mis labios y no dejé de hacerlo aunque el sabor metálico tocó mi lengua. Mi corazón dolió de tan agitado que estaba, pero luego de unos segundos tomó un ritmo normal, a la vez que mi respiración se controlaba. Alucinante. Lo necesitaba, y me hizo bien. No pensaba en nada, simplemente disfrutaba y me dejaba llevar. Era genial poder tener la libertad de entregarte en bandeja a alguien y tener plena certeza de que todo estaría bien. Con Bernardo todo esta espectacular, casi bordeando los limites, pero genial al fin y al cabo. Y no creo encontrar a nadie en quien confiar mi cuerpo así. Descubrió mi cara para asegurarse que estaba bien al notar que no había gemido. Se preocupó al ver sangre en mi labio, pero le hice una señal de que todo iba genial. Una vez comprobado, sacó sus dedos y los llevó a su boca. Recién ahí me di cuenta que tenía tres de sus dedos en mi interior y no había notado la más mínima pizca de incomodidad. -Tienes un sabor exquisito –dijo cuándo saboreó los dedos que antes habían estado ...
... dentro de mí-. ¿Crees aguantar esto? –apuntó a su verga dura y babosa- ¿O te dejó cansado la corrida? -Aguanto todo lo que me quieras dar –dije con la voz más lujuriosa y perversa. Estaba muy agotado, pero no me retiraría hasta quedar inconsciente de placer y cansancio. Él lo merecía, y yo lo necesitaba. -Eso quería oír –sus mejillas ardían. Sus rizos castaños estaban cubiertos de sudor al igual que su frente. Me tomó de la cintura y me giró con brusquedad. No le importó hacer ruido y a mí tampoco. Con rudeza separó mis piernas, y levantó mi cadera para dejarme en pompa. Apretó mis nalgas y se hundió entre ellas con un gruñido que me erizó la piel. Me dio dos nalgadas: una a cada lado. Se colocó en posición, y recogió de mi abdomen algunos restos de mi corrida para embarrarla en mi entrada. Su glande besó mi ano palpitante y viscoso por mi seme. Me hizo levantar la cabeza y cubrió mi boca. Dos segundos después su verga estaba completamente dentro de mí. Mi cuerpo completo tembló y el dolor se expandió en todas direcciones. Entró deslizándose sin parar y con una gracia impresionante. Me había dejado completamente lubricado y dilatado. Mordió su brazo para reprimir su grito. Mientras que su mano ahogó el mío. Me embistió con fuerza y rapidez, lanzando olas de un agudo dolor por todo mi cuerpo. Aún no me explicaba por qué el dolor me excitaba aún más. Pero ya no me importaba la razón, sólo me importaba disfrutarlo. Sacaba completamente su pene y luego lo introducía abruptamente, ...