1. Zapatería


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Gays Autor: HenryMiller, Fuente: CuentoRelatos

    ... llegar a su coño.
    
    -Tu cuerpo. Tienes que ser un buen amante. Y los tipos de mi edad juegan mucho de dedos y lengua, pero yo prefiero que me folle una buena polla joven.
    
    Arrancó con mi mano en su coño. No quería parecer impaciente, pero me moría por magrearla entera y follármela sin parar. Corriéndome y volviéndomela a follar sin sacarla.
    
    En los semáforos me miraba el paquete y me lo apretaba. Le besaba el cuello. Era tan perra que fuimos a un parque, a las afueras, y allí aparcó. En cuanto echó el freno de mano me lancé sobre ella y empecé a comerle el cuello y la boca. Nos metíamos las lenguas hasta la garganta, recorriendo las encías. Le desabroché la blusa y metí la cabeza entre sus tetas. Llevaba un sujetador de aros, blanco, que le formaba un canalillo perfecto. Le saqué las tetas por encima del sostén y le comí y lamí los pezones. Sus manos me despeinaban. Gemía.
    
    -Me gusta ser tu puta- susurró.
    
    Me encendí más si cabe. Recliné hasta dejarlo horizontal su asiento y le subí la falda hasta la cintura. Tenía un coño precioso, con el vello justo, formando un triángulo perfecto. Empecé a frotarle el coño con la palma de la mano, fuerte. Se le abrió enseguida. Estaba empapada. Le metí dos, tres dedos…
    
    -Fóllame- gimió.
    
    -Cómeme antes la polla- respondí sabiendo con quien trataba.
    
    Se inclinó sobre mí y en unos segundos tenía los pantalones y los bóxers por los tobillos. La comía bien, y se tocaba mientras lo hacía. Le empujé la cabeza hasta que le entró ...
    ... toda.
    
    -¡Qué polla tienes! ¡Nunca me equivoco! -dijo sacándosela un instante de la boca.
    
    Me vine arriba y le dije que saliéramos del coche. La tumbé con la espalda apoyada en el capó y le comí el coño hasta que se corrió en mi boca. Echó tanto flujo que parecía mearse. Me retiré y la contemplé: la falda por la cintura, la blusa abierta, las tetas por fuera del sujetador, las medias…, y el deseo en sus ojos de hembra que quiere más.
    
    -Ábrete el coño con las manos.
    
    Obedeció y vi su clítoris brillante y erecto. Cogí mi verga y la froté por todo su coño, sin meterla. Le pajeaba el clítoris con mi capullo. Era una delicia ver cómo arqueaba la espalda y me pedía a gritos que la follara.
    
    Se la clavé hasta los huevos, de un solo golpe. Me quedé quieto. Me rodeó la cintura con las piernas y empezó a contraer los músculos de su coño. Empecé a follármela, primero despacio, sacándola casi entera, después con embestidas salvajes, mis huevos golpeando su culo. El sonido de su coño nos ponía como locos. Los dos miramos el metesaca. Volvió a correrse, y lo hizo alguna vez más. No sé si fue uno muy largo o varios los orgasmos que encadenó.
    
    -¿Tienes bastante?- le dije sin dejar de meter y sacar mi verga, dura como una piedra.
    
    Sentí que me venía.
    
    -Te voy a dar toda mi leche.
    
    -Dentro, no, por favor- gimió.
    
    Cuando estaba a punto, la saqué y con dos sacudidas le solté todo lo que había acumulado desde la zapatería. Fueron varios chorros. Le manché de semen hasta el cuello, ...