El jefe, la secretaria y yo
Fecha: 26/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
Haber perdido mi empleo fue todo un problema, cuando ese monstruo internacional fagocitó a la pequeña empresa donde me desempeñaba, entre otras, el área de traductorado fue desmantelada de raíz, no era algo que le importara, así que la nueva directiva me dejó en la calle, junto a varios compañeros, con unos cuantiosos pesos en gratitud por el tiempo prestado.
Y así empecé a golpear puertas, mis estudios no eran muy requeridos, en pocos sitios se dedicaban a eso, así que mis probabilidades fueron escasas, para no decir nulas, todos los puestos de traductorados, sean oral o escritos estaban más o menos cubiertos.
Los días pasaban si éxito, y llegué a la conclusión de que tenía dos opciones, empezar a ver otras alternativas o buscar mi destino en otros países.
A pesar de mi maestría en inglés, algo de alemán y algo de francés, elegí la primera, sabía que mi vida no sería vida lejos de mis seres queridos, mis padres, mis hermanos, mis amigos, mis tierras…
Amplié el espectro, algo sabía de otras cosas, algo contable, algo de leyes, hasta secretaria, lo que fuera, lo que fuera en un entorno decente para encarrilar mi vida.
Pero los días siguieron corriendo, implacables, y el dinero se fue agotando, y pedirles a mis padres ya no era opción, por mi ego, con veintiséis años cumplidos no podía ya depender de ellos.
Me empecé a desesperar y a considerar ya cualquier opción, LinkedIn, contactos, internet, entrevista, lo que fuera, lo que imaginen.
Así, entre tantos, ...
... me llegó una posibilidad en una productora, buscaban chicas bonitas para promociones callejeras de una reconocida gaseosa, y si bien sabía que no daba en la talla, me arriesgué, ¿por qué no? rostro de pecado, lindas tetas, buen culo, piernas largas, y actitud, sobre todo actitud.
Ese día había sido un día del demonio, había fracasado en varias entrevistas y cerca de las ocho de la noche fui al estudio, estaba destruida, solo quería dormir, pero saqué fuerzas de donde no las tenía, me di una ducha y me vestí un tanto provocativa, no suelo vestir así, pero si iba a ser promotora…
Me acomodé mis largos cabellos a un lado, llegando a mi cintura, me puse una blusa de tela muy delgadita y una falda muy ajustada y cortita, preferí no llevar medias, tengo excelente piel, y unos hermosos zapatos tacones, que me estilizaban y me regalaban varios centímetros.
Llegué tarde, pasada mi cita, era la última, había dos chicas hermosas que aun esperaban su turno, eran tan bonitas que me hizo pensar que solo perdía mi tiempo, pero como dije… necesitaba dinero.
Me senté a esperar, había una gran oficina con vidrios polarizados, así que seguramente desde dentro ya me habían visto.
Habrían pasado unos diez minutos, la puerta se abrió y salió otra joven que asumí que estaban entrevistando, a ella la acompañaba una mujer, una rubia alta con el cabello recogido en un rodete, con lentes de gruesos marcos por los que se veían unos enormes ojos verdes, lucía un ajustadísimo vestido negro ...