1. Mi accidente


    Fecha: 28/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos

    Soy un chico corriente, de los que no destacan. Los que tienen una vida mediocre, gris, pero que de repente, un suceso, un percance, le cambió su vida radicalmente, la forma de entender el mundo, su propia existencia y la forma de relacionarse con su madre. Pese a haber tenido algún escarceo que otro con alguna chica, sería su propia madre la primera mujer con la que iba a tener un contacto físico, íntimo y carnal.
    
    Mi nombre es Andrés Mido 1.64 y soy muy normal de físico, moreno, de cara agradable y algo flaco.
    
    Mi madre Eva, es más alta que yo, mide 1.70, tiene 42 años llevados de forma fenomenal: Se cuida, va al gimnasio, come poco, es una auténtica hembraza. Su piel es morena, bronceada, y su pelo es muy liso, de media melena color marrón. Tiene la cara huesuda, con mentón prominente, rasgos marcados, etc, lo que le da una apariencia de seriedad que en realidad la distancia de las personas. Primero abrió una óptica en un pueblo, pero por su carácter algo distante, no tuvo éxito y cerró.
    
    Acabó como Bióloga y Farmacéutica dirigiendo el Departamento de análisis clínicos de un Hospital.
    
    Lo que me pasó fue un accidente en monterrey que hizo que acabase en el Hospital donde trabaja mi Madre. Pues nada, que saltando por una escalera con una barandilla central, perdí el equilibrio y fui a acabar con mis partes genitales en el borde de hierro del pasamanos. Y en la caída me fastidié del todo la muñeca derecha, que me la disloque.
    
    Los huevos se me hincharon de una ...
    ... manera enorme y tuve que ir al urólogo, que curiosamente, conocía a mi Madre.
    
    El urólogo recomendó una crema que había que ponerme dos veces al día en mi paquete, para curarme de la herida. Como la crema había que ponerla bien expandida y mi mano derecha estaba ausente, este Médico recomendó que contratáramos una enfermera o que fuese cada día al Hospital para aplicármela.
    
    Mi madre, en ese momento, por amor propio o porque era trabajadora del Hospital, se negó, dijo que ya lo haría ella, que era un incordio llevarme cada día al Hospital y más aun contratar a una enfermera.
    
    Eva, ¿Estás segura?
    
    Si, no te preocupes. Total, no me voy a asustar, ¿No?. No deja de ser mi hijo.
    
    Y así empezó una relación atípica, de esas que tienen que suceder muchas circunstancias para que tengan lugar.
    
    Mi Madre me ayudaba de forma muy cariñosa, haciendo de esa experiencia algo totalmente hermoso, y, de momento, algo que para nada tenía que ver con el incesto. Era sólo una madre ayudando con todo su amor a su hijo enfermo.
    
    Dos veces al día iba a mi habitación. Mi Padre sabía lo que estaba sucediendo en esa habitación entre su mujer y el hijo de ambos, pero nunca protestó ni entró para interrumpir ese momento de intimidad suprema en el cual mi madre estaba acariciando mi zona genital.
    
    Yo me recostaba en la almohada y mi madre hasta me desabrochaba ella el pantalón y me bajaba los calzoncillos, todo con una sonrisa cariñosa para que no me sintiera incómodo. Si para mí era rarísimo ...
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