Malicia
Fecha: 30/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: hotmind, Fuente: CuentoRelatos
Por asuntos de trabajo tuve que visitar la fría capital del sur, era invierno y debía permanecer dos semanas capacitando personal.
Me hospedaba en un departamento desamoblado, solo contaba con lo básico, sin televisión y una internet mediocre, estaba cercano a donde trabajaba un lugar antiguamente industrial y que ahora albergaba casas de vivienda social.
Hacía mucho no tenía novia, más bien una que otra chica de fin de semana o alguna escort.
Tengo mala suerte con las mujeres no soy muy agraciado ni atractivo, un flaco, gris y serio, aunque por el contrario; en cuanto a sexo soy bien eficaz en dar placer.
El último viernes de capacitación fue libre, algo no muy favorable para mí ya que debía esperar el lunes para viajar. En el aburrimiento del medio día salí a almorzar, camino al local se acercan unos muchachos ofreciendo marihuana, yo consumía y conocía algo de yerba, era buena, no dudé en comprar varias dosis. Volví al depto., estaba frío, oscuro y comenzaba a llover, así que mejor que fumar fue un relajo, pero luego, pensé en todo el humo del depto. y que fácilmente se darían cuenta, algo paranoico, tome mi impermeable y salí rumbo al parque a fumar.
Estaba oscureciendo el día y yo bastante puesto caminaba por el largo parque, de pronto unos vagabundos se acercan pidiendo fumar, yo les prendí uno para ellos. Los tipos soltaron sus bolsas con pegamento y fumaron, en eso noto que uno de ellos es una chica, una tipa flaca, de melena desordenada, algo mal ...
... oliente, vestía ropa gruesa y sucia, reía y balbuceaba cosas que no entendía.
Alejado ya de la pareja, escucho que pelean y el tipo la empuja y se va con el porro.
La chica en el suelo frunce el ceño y se soba la mano, yo la socorrí ayudando a levantar, sintiendo su olor fuerte a tierra, orina y suciedad. Llovía y estaba muy frío el ambiente así que decidí partir a casa, le convide mi porro a la chica quien me acompañó mientras fumaba y reía.
Al llegar donde me hospedaba ella quedó afuera, el conserje la correteaba y ella bajo un árbol se sentó con la cabeza gacha. La miré un instante por la ventana, mientras comía chocolate, fue ese instante donde en que pensé en traerla acá, comer, darle baño aprovechar su estado y tirar con ella.
La idea no pude quitarla de mi cabeza, estaba excitado y algo puesto. Esperé a qué el conserje diera su ronda y partí a buscarla. Le hablaba que si quería comer y fumar, que hacía frío y quería ayudarla, pero ella mantenía la cabeza gacha; así que la tome de un brazo y la cargué, antes que llegara el conserje entré, ella no oponía resistencia y dócil entramos al depto. No sabía bien que hacer, le hablaba y no reaccionaba del todo, tomé su mano y estaba heladísima, es más, estaba empapada; le retiré sus ropajes rotos y sucios, quedando con un buzo, descalza y con una polera. Moví la estufa cerca de la alfombra dónde estábamos sentados, mirando su rostro marcado por el frío, de labios partidos, ojos hinchados y su palidez. Pensaba que no ...