Las calientes vivencias de las nietas de doña Juanita 4
Fecha: 04/07/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: adalberto1979, Fuente: SexoSinTabues
... una niña, ese morbo era indescriptible en la mente del pervertido frutero que escuchaba en su oído los gemidos que la niña excitada daba al compás de las caricias. El frutero sentía los gemidos de la pequeña y la respiración de esta rezumbaba en la mejilla de este, la tentación era mucha, se volteo mirando a Karen y acercó su boca ala de ella, sintió los labios de ella y como se abrieron un poco permitiendo el beso que este le daba, sus bocas se unieron en un beso y el casi eyacula en los pantalones cuando la niña nalgona metió su lengua dentro de la boca de él, la suave y pequeña lengua recorría toda la boca del tipo que correspondió entrelazando la lengua de él con la de ella, los dos a ojos cerrados se besaban como lo harían dos novios apasionados, el frutero la jalaba hacia él desde las nalgas, que tenía bien sostenidas y movió con más intensidad la mano que manipulaba la raja ‐ Mmmggghhh La pequeña Karen gemía ahogando sus gemidos dentro de la boca del frutero que la besaba loco de excitación, nada lo detendría a partir de ese momento, de disfrutar el cuerpo de esta niña, cuando le propuso ir a la construcción no sabía hasta donde llegaría, para él hubiera sido suficiente acariciar la vagina o solo vérsela, pero después de este magreo y ese beso que ni su esposa le daba, sabía que no habría otro oportunidad, la disfrutaría en todo su esplendor. ‐ Mmmggghhh, señor, me siento rara—la pequeña Karen se separó un poco de él para tomar aire y hablar ‐ Si mi pequeña, es ...
... porque estas muy arrecha El frutero no tenía la mejor educación del mundo apenas si sabía leer y escribir, no había acabado la escuela elemental y desde muy joven empezó a trabajar en lo que pudo, acabo vendiendo fruta enfrente de la escuela, al haber heredado el carrito de fruta de una amigo de su papá, tenía cerca de 5 años vendiéndola en esa escuela y para él era suficiente, vivía en una humilde casa en la zona marginada de la ciudad, estaba casado y tenía dos hijas, muy parecidas en edad a Karen, pero por su cabeza nunca había pasado la idea de hacerles algo, para él solo eran sus hijas, pero en una ocasión por accidente vio a la nalgona Karen arrojar algo al monte, se acercó y vio una pantaleta manchada de sangre, supo que debía aprovechar esa oportunidad, no sabía como pero lo haría; tampoco sabía que podría conseguir, por eso se fue con cautela, comenzó a preguntar, a los chicos que le compraban fruta, el nombre de ella, con quien vivía, si tenía papá, etc. Lo hiso con mucha cautela y prudencia, no quería despertar sospechas, había guardado la pantaleta dentro de una bolsa hermética y la escondió donde su esposa nunca buscaría, ahora estaba ahí con la nalgona niña de sus fantasía más bajas y ruines, la seguía masturbando mientras le magreaba las nalgas y le besaba con pasión ‐ ¿Qué es arrecha?—preguntó inocentemente Karen. ‐ Esto Le contestó él tomando una de sus manitas y llevándosela a la entrepierna, ella palpó la humedad de su raja y comprendió que arrecha significaba ...