Compartiendo a Edith
Fecha: 29/08/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mutuamente en el jacuzzi. Poco después, un barman nos trajo una botella de vino blanco y dos copas.
-Cortesía de la pareja que estaba aquí hace un rato.
Nos dimos cuenta por el muchacho, que ellos llevaban dos días alojados en la suite más cara del hotel y que querían cenar con nosotros. Esperamos que se retirara, nos miramos con deseo y volvimos a tocarnos ahora con más ansia.
-¿Estás pensando lo mismo que yo?
-¿Y qué será eso?
Besé amorosamente su frente y la miré a los ojos.
-Creo que el tipo quiere cogerte.
-¿Y eso no te molesta?
-Si hiciéramos un intercambio, no me molestaría para nada.
Sonrió con alcahuetería y me besó como una madre besa a su hijo que ha cometido una fechoría.
-La tipa está bien buena pero él… no sé. Supongo que demasiado viejo para ti.
-Has vuelto a pensar en eso.
Su mirada era neutra. Quizás estaba ubicándose en un punto de valoración. Creo que por primera vez, Edith llegó a dudar.
-Perdón, amor.
-Tranquilo; no estoy enojada.
Y volvió a besarme. Sólo que ahora con cierta pasión.
-Igual es muy viejo; olvídalo.
-No.
-¿No qué?
-La edad no me molestaría.
-¿Sino…?
-Quiero decir: no me molestaría la idea de un intercambio con ellos.
Por mi cabeza pasaron en fracciones de segundo todas las posturas sexuales con el viejo follándose a mi esposa. Esta era la oportunidad de iniciarla en el mundo swinger y de las orgías. De hecho así fue.
-Me pone cachonda la idea de mirarte follándote a una ...
... tipa más rica que yo.
-No lo es.
-¡Ay! No seas tan condescendiente: la mujer podría ser modelo.
En fin: convinimos en aceptar la invitación y mientras planeábamos los detalles follamos en el jacuzzi, yo imaginando a mi esposa penetrada por el viejo y ella imaginándome con la chica del viejo. Seré sincero: de verdad la chica estaba bien buena y con curvas prominentes pero me excitaba más la idea de ver a mi Edith siendo follada por otro. Desde entonces, en estos dos años he compartido a mi esposa catorce veces pero a pesar de que la mayoría amerita otro relato como este, por la forma que se dio esa ha sido hasta ahora la más deliciosa experiencia que he tenido.
Queríamos asegurarnos de que, aún si se tratase de un malentendido, nos encargaríamos de llevar esto al intercambio. Yo estaba tan ansioso que mis latidos eran más fuertes y acelerados, como cuando se había presentado la ocasión de mi experiencia sexual, doce años atrás. Edith también se estaba tomando tan en serio el asunto, que sacó la ropa que había comprado en secreto para estrenarla conmigo esa noche: un top elástico color fucsia que le levantaba más sus deliciosas tetitas; un hilo dental rosadito que se le notaba en el short blanco transparente y le dibujaba claramente la perfección de sus nalgas, tanto como permitía observar lo atrayente de sus exquisitas piernas, que terminaban en unos zapatos negros con tacón de aguja, empeine y deditos al descubierto, con las uñas teñidas de rojo carmín. Pocas veces ...