1. En el vestuario del gym


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    ... atención.
    
    Recordé el día anterior. El atardecer lluvioso, la soledad de un gimnasio imponente que teníamos solamente para nosotros y el morbo de concretar aquello no resuelto.
    
    Me pidió que le acercara la mochila que dejó en el salón y al llegar hasta la puerta del vestuario, vi su cuerpo escultural completamente desnudo, su sonrisa pícara invitándome a perder los papeles del profesionalismo y caer en la más pérfida tentación.
    
    - Supongo que no vendrá nadie - analizó.
    
    - Supongo que no - dije. - Así que es mejor si le echo llave a la puerta.
    
    Lo vi entrar en el vestuario nuevamente mientras me dirigí a cerrar con llave la entrada de vidrio. La tarde de lluvia no había provocado un descenso de temperatura considerable, o quizá mi temperatura corporal había aumentado en los últimos segundos, porque sentía que mi frente comenzaba a derramar sus primeras gotas de sudor.
    
    Me obligué a calmarme. Había hecho cosas así mil veces antes y con hombres incluso más atractivos que Bruno. Entonces, ¿qué es lo que me ponía tan nervioso? Quizá el hecho de que fuera alguien cercano o porque mi antigua faceta de histeria me impedía concretar un deseo que tenía marcado.
    
    Mientras cerraba la puerta, no pude evitar mirar de reojo la cámara de seguridad que estaba instalada en el gimnasio. En los primeros tiempos de entrenamiento, Edgardo nos mandaba capturas de las clases que tomaba con su celular, imponiendo implícitamente que nos estaba controlando pese a que no estuviera ...
    ... presente. Supuse que en su etapa de rehabilitación física, no estaría pendiente de su teléfono, mirando como otros hacían su trabajo. De hecho, ansiaba enormemente que estuviera sumido en su propia depresión, para no tener que lidiar con él por lo que estaba por suceder.
    
    Aun así, no había cámaras de vigilancia en los vestuarios, que es donde Bruno me esperaba.
    
    Fui hasta allí y el muchacho continuaba desnudo y predispuesto a que pasemos un buen momento, variando alegremente entre su valentía por el acto seductor y la timidez con matices de brutalidad que lo caracterizaba.
    
    Bruno, que estaba sentado en el banquillo de madera, se puso de pie cuando me vio ingresar, emulando a un paciente que esperaba ansioso la respuesta de un médico para recibir noticias. Sus nervios me llevaron a tomar el control de la situación. Alguien tenía que bajar a tierra o el encuentro se vería entorpecido por los nervios.
    
    Saqué una de las toallas grandes de un casillero y la tiré en el piso, sin decirle ninguna palabra. Luego, me senté, todavía vestido y lo invité con un movimiento de mi mano a que me acompañara.
    
    - Parece que estuviéramos por hacer un picnic - se burló, pero aceptó la invitación.
    
    - Vamos a comer, eso es obvio - respondí.
    
    De nuevo su risa nerviosa sonó con todo su poder. Se acostó pero se inclinó de lado, apoyado sobre su brazo izquierdo. No podía negar que era una imagen tan bella que desesperaba.
    
    Tenía que tomar el mando.
    
    Me incliné y le di un beso en los labios, al ...
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