1. En el vestuario del gym


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    ... Porque en ese momento no se sintió mal ni consideré que fuera inválida.
    
    Después de unos minutos, me levanté para ir al cubículo de los inodoros y limpiar los restos de aquel encuentro clandestino, inapropiado y que iba contra toda la ética que podía promover en el gimnasio.
    
    Cuando salí, Bruno se estaba vistiendo. Ninguno de los dos sabía bien qué decir, porque quizá de todos modos las palabras sobraban. Ni él era bueno para la charla ni yo me encontraba en condiciones de sacarle conversación. Así que hice lo propio y comencé a buscar mi ropa también.
    
    Salimos del vestuario entre suspiros devenidos a sonrisas y allí volví a ser consciente de la realidad. Afuera ya se había hecho de noche, lo que solía ser un proceso normal con los alumnos del último turno, y la lluvia se había convertido en una llovizna molesta.
    
    - Creo que es hora de cerrar el lugar - afirmé.
    
    - ¿Sabías que hay una competencia de CrossFit dentro de dos semanas? - me preguntó, hablando casi por encima de mí. - En Las Viñas.
    
    - No, no tenía idea - contesté.
    
    - Me gustaría ir - afirmó. - Le dije a mi señora que quería ir ese fin de semana. ¿Quieres que vayamos?
    
    - ¿Pero te inscribiste? - pregunté, asombrado. - Además, ni siquiera sabemos el WOD ni entrenamos para ello. Quien se encargaba de las competencias era Edgardo, no yo. No tengo idea de cómo podemos...
    
    Bruno comenzó a reírse ante mi explicación y yo ...
    ... me fastidié porque no me causaba ninguna pizca de gracia. CrossFit era disciplina y no ir a probar suerte en una competencia para la que no habíamos entrenado.
    
    - No me entiendes - dijo Bruno. - Quiero decirte que puedo ausentarme de mi casa ese fin de semana. Podemos viajar o podemos quedarnos aquí.
    
    - Ah - dije, respirando más tranquilo. - Tú quieres que pasemos el fin de semana juntos copulando como conejos.
    
    - Exacto.
    
    - Me encanta el plan - afirmé. - Mientras no fuera dejar al gimnasio mal parado en otra ciudad, me encanta el plan.
    
    Me miró sonriendo pero no hizo el intento de acercarse a besarme. Probablemente porque también era consciente de que estábamos en un terreno con cámaras de vigilancia, lejos del idilio íntimo que nos representaba el vestuario.
    
    - ¿Entonces sí?
    
    - Claro que sí - dije. - Hay muchas cosas que me gustaría hacer contigo.
    
    - Me imagino - afirmó. - Como así hay muchas cosas que quiero que me enseñes.
    
    Volví a casa con la felicidad de haber tenido la mejor clase del mundo, aunque no me había dado cuenta de la sensación hasta la sesión del día siguiente. Tenía que reconocerle al maldito Vicentín que, una vez más, tenía razón.
    
    - ¿Y ahora? - me preguntó mi psicoanalista.
    
    Dudé unos segundos antes de responder, pero ya se me había cruzado una sonrisa en el rostro.
    
    - Bueno, supongo que tengo dos semanas para preparar una clase mucho más larga. 
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