1. Gracias a Internet


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: Lolitassr, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Lara y soy una joven muy traviesa y curiosa. Mido 1,62, pelo castaño de rulos, ojos marrones, hoyuelos; delgada con pocas tetas pero un culo de manzanita, para morirse. Bueno, una mujer muy normal, ¿no? Pero tengo una mente de zorra brutal, por eso todos se sorprenden cuando les digo que soy virgen. Les voy a contar uno de mis sueños húmedos, espero que les guste...
    
    Era un día de verano, esos en donde hace un calor insoportable y te dan ganas de andar desnudo. Estaba sola en casa como de costumbre, así que andaba solo en ropa interior, aburrida paseando por la casa, buscando algo para hacer. Ese día Jorge no estaba disponible, estaba de viaje por el trabajo y no podía hablar conmigo, lástima porque me hacía mucha falta, las ganas de masturbarme me tenían loca pero sólo con él podía llegar al orgasmo. Mi celular sonó desde la cocina y corrí a ver quién era, y era él, me había mandado un mensaje diciendo que tenía mucho calor y que estaba antojado de helado. Obvio le respondí al instante de forma traviesa, diciéndole que yo andaba con ganas de chupar un helado.
    
    Mientras esperaba su respuesta la puerta sonó. Sin ganas me puse un vestido playero y fui a abrir la puerta. Casi me desmayo al encontrarme con un hombre de pelo negro, ojos cafés y un cuerpo atlético, mucho más alto que yo, y también un poco mayor que yo, solo tres años.
    
    —¿Jorge? —de repente toda la soltura que tenía con él voló y me avergoncé de inmediato. El hombre con el que me había conocido por ...
    ... internet hace meses estaba en mi puerta, sexy como lo imaginaba, con una sonrisa en la boca— ¿Qué haces acá?
    
    —Vine a verte —su voz era mucha más caliente que por teléfono, pero no podía tirar un comentario sexy o hacer algo, estaba en shock— ¿Puedo pasar, princesa?
    
    No dije nada, pero me corrí de la puerta para que entre. Estaba muerta de vergüenza, no era como si nunca hubiese hablado con él, pero una cosa es hablar a través de una computadora y otra es hacerlo cara a cara, ¿no? Él se acomodó en el sofá con calma y empezó a mirar toda la casa, suerte que había limpiado esa mañana. Me senté en la mesita que había justo enfrente y me sobresalté cuando me tocó la pierna.
    
    —Tremenda sorpresa, ¿no? —tenía muchas ganas de besarlo pero no me animaba.
    
    —Si... ¿cómo sabías dónde vivo?
    
    —Me lo dijiste una vez, ¿te acordás? —cierto, una vez le di mi dirección con la esperanza de verlo algún día y poder hacer realidad todo lo que nos prometíamos por mensaje, pero no estaba preparada— Y como estaba aburrido vine a pasar el día con vos —su mano se apretó en mi pierna y me sonrojé.
    
    —Me hubieses dicho que venías, así me preparaba y…
    
    —Estás hermosa así —se levantó y me puso de pie— Sos más caliente en persona, enana —reí un poco nerviosa mientras él me masajeaba los hombros.
    
    —Vos estás muy caliente —le dije, olvidando un poco mi vergüenza.
    
    —¿Si? —me besó lentamente, mientras sus manos me acariciaban los brazos. Metió su lengua en mi boca muy despacio, con tranquilidad, y ...
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