Celebraciones familiares: La boda
Fecha: 14/07/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... ―respondió.
La esperé pacientemente en la puerta de los aseos, meditando sobre dónde podríamos terminar nuestra aventura. Hacía una noche agradable y conocía un lugar solitario donde podría saciar a la primita de mi mujer. Pero a ella se le había ocurrido una idea mejor, mucho mejor.
Al salir del baño me hizo desde lejos una seña sutil para que aguardara un momento y se fue a hablar con la novia. En seguida volvió y me dijo. ― Tómate algo rápido y dentro de cinco minutos sube a la cuarta planta, por las escaleras… Espera al final del pasillo de la izquierda.
Así lo hice, esperando que nadie me viera y aguardé inquieto. Poco después escuché que una puerta se abría.
― PSSS, PSSS. Ven. Deprisa.
Cuando entré en la habitación me quedé pasmado. Piedad se había puesto un ¡¡vestido de novia!!
― Le he pedido a mi cuñada la llave para recoger unos zapatos cómodos que había dejado aquí, pero he vestido el vestido de reserva y… ¿Te gusta cómo me queda?
― Perdona pero creo que… esto está yendo demasiado lejos.
― Que bobos sois los hombres. No pasa nada. Me ha gustado mucho chupártela, y me has puesto súper cachonda. Además tenía curiosidad. Mi prima siempre alardea que la tienes muy grande, enooorme. Me sentí intrigada… pero ahora sé que tu mujer no bromeaba. Además, tú tampoco eres ningún santo, que me doy cuenta de cómo me miras siempre las tetas o que te crees.
― Es que tienes un cuerpazo que… Aún recuerdo tu bikini del verano pasado, sabes. Qué disparate. ...
... ―me defendí.
― Bueno no te disperses ―me cortó― ¿Cómo me sienta?
― Espectacular.
― Y lo mejor es que no llevo nada más. ¿Sabes…? He decidido que cuando me case con Paco el verano que viene no voy a ponerme bragas. El aroma de mi coño llenará todo el maldito salón de bodas. Será súper divertido, ¿no crees? ―dijo riendo― Todos los invitados empalmados…
En ese momento me agarró de la mano y me llevo contra la pared, besándome de manera salvaje. Ambos metimos nuestras lenguas en la boca del otro. Mientras yo amasaba su culo sobre el pomposo vestido, ella metió su mano entre nuestros cuerpos y tanteó de nuevo mi polla sobre el pantalón.
― Madre mía… Sé que es de mi prima, pero si ella supiera cuánto la necesito seguro que no le importaría...
― Claro que no. Teresa sabe perfectamente que me la pones dura. No es tonta. Se ha ido a sabiendas de que nos dejaba vía libre.
Nos volvimos a besar.
Piedad tenía su mano sobre mi pantalón, que estaba a punto de estallar. Su respiración agitada hacia palpitar sus pechos, demasiado voluminosos para aquel escote.
― Ven ―dijo y yo creí que me iba a dar algo.
Me colocó en medio de la suite, se remangó un poquito la mullida falda y se arrodillo entre mis piernas.
― Es hora de resucitar a la fiera ―me dijo y comenzó a bajar la cremallera de mi pantalón.
Mi polla palpitaba demasiado dura para salir, por lo que la prima de mi mujer hubo de forzar la abertura del pantalón hacia un lado hasta hacer saltar al exterior mi ...