1. Deméter


    Fecha: 17/07/2019, Categorías: Incesto Autor: HANK, Fuente: CuentoRelatos

    ... los cojines.
    
    -Oye qué te pasa! ¿Qué estai haciendo? ¿Wn que te pasa? ¿Qué buscai?
    
    Ahí estaba, entre el reposabrazos y el cojín, el patito de goma. “No podía ser, ¡que chucha hacía ahí!”.
    
    - Lo ves? ¿Lo estás viendo?
    
    -Si wn, es un patito, y qué. Tiralo por ahí. Ya no pares.
    
    Lo aventé de un zarpazo y seguí a lo que estaba. Pero el chiflido seguía sonando en mi cabeza.
    
    Al día siguiente me desperté temprano, estaba en mi casa y aquella chiquilla estaba al lado en mi cama.
    
    La miré detenidamente; su pelo estaba teñido de rojo, rapado casi hasta la mitad de la cabeza, y los largos mechones le tapaban la cara y corrían por la almohada. Su cuello era delgado y frágil. Un tatoo bajaba desde el cuello hacia el hombro. Debía de pesar no más de 45 kg. Apenas había reparado en todos estos detalles.
    
    Entonces comencé a pensar: ”¿Y luego qué? ¿Qué va a pasar cuando se despierte? ¿De qué vamos a hablar? Debo tener como 20 años más que ella.”
    
    Me levanté y fui al baño, mi boca sabía a mil muertos, me cepillé los dientes. Hice del 2, tiré de la cadena, me miré de nuevo al espejo y salí de nuevo a la pieza.
    
    La chiquilla estaba vistiéndose; mallas negras, botas negras y una camiseta con el cuello rasgado. Los tatuajes y los piercings.
    
    - Ya Miguelito, me marcho, tengo que estar en casa para el desayuno.
    
    Me dio un beso en la mejilla y me dejó de pie en mitad de la pieza despegándome los calzoncillos del trasero.
    
    Mi dilema se disipó en segundos. Pero otro dilema ...
    ... me asaltó.
    
    Busqué el celular en la mesita, luego en la chaqueta y los pantalones, entre las sábanas. Apareció en el piso. Lo agarré, contactos, Nico, llamar, un tono, dos tonos, tres... ocho. Lo intenté de nuevo; nada.
    
    No podía dejar de querer estar con Regina, sería empote lo del Nico, ¿o realmente sucedía algo raro con ella? ¿Era empote lo mío? No podría nunca entregarme como lo hacía con ella.
    
    Intenté olvidar el asunto. Durante la siguiente semana me centré en mejorar los temas de la banda intenté varios cambios de ritmo más marcados. Al principio los cabros se perdían, sobretodo el bajista, pero al final lo lograron. No cachaban mucho la intención, pero al sonar todo junto tomaba sentido.
    
    Retomé también con mis ejercicios técnicos e incluso estuve pensando en reenganchar con el jazz.
    
    Dedicaba mis 6 horas diarias. La ansiedad me mantenía activo. En las noches avanzaba con los encargos de publicidad, pero estaba perdiendo oportunidades, aunque tampoco me importaba demasiado.
    
    Llegó el miércoles y me debatía entre llamar o no a Regina, al final agarré el teléfono y marqué. No respondió, agoté los tonos de la llamada. “Ya, está claro; no debes ir, no debes verla más. Si este es el empote del que hablaba siempre el Nico, estás en un punto de no retorno. Salvate ahora.
    
    Entonces mi celular vibró, whatsap;
    
    zzzzzz-zzzzzz zzzzz-zzzzz
    
    R: Hola corazón, ¿vas a venir a verme?
    
    Yo: Estoy en camino
    
    ¡Ducha, ropa limpia, metro, riiiiing!
    
    - ¿Me has echado de ...