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La mujer de mi enemigo, mi amante es
Fecha: 19/07/2019, Categorías: Gays Autor: FMalvino, Fuente: CuentoRelatos
... haberlo hecho con esas ganas con Darío. La última vez había sido en su querida Panamá, a los dieciséis años, cuando ese moreno, vecino suyo, la hacía tocar el cielo con las manos, como ahora ese hombre que estaba encima de ella. La acabada fue genial, ambos sudorosos se miraron felices, como sacándose un peso de encima. Armando le confesó que le encantaba su acento y su timbre de voz entre otras cualidades que acababa de disfrutar. Sandra le comento que alguna vez, fantaseó con este momento con él, pero la realidad fue mucho mejor por unos cuantos centímetros. Siguieron jugueteando con sus cuerpos, como dos niños traviesos, las manos de ella no dejaban de acariciarle el pene, le resultaba muy bonito y suave al tacto. -“Voy hacer algo que no pensaba hacer…” Aviso a su pareja y se acomodó hasta quedar cara a cara con ese musculo que tenían entre sus manos. -“Ahhhhhhh……”- Explotó de placer Armando al sentir la lengua tibia y húmeda de Sandra recorrer su tronco y sus huevos. La boca de Sandra saboreó el glande de su amigo al tiempo que lo miraba como disfrutaba de la chupada que le estaba practicando. Se sintió poderosa y se excitó de tal manera que le pidió que la penetrara por detrás. -“Sera un placer”- Respondió entusiasmado Armando. Sandra se puso en cuatro patas mirando a la pared espejada y vió por el reflejo del espejo la cara desencajada de lujuria de Armando al instante que sentía su pija atravesar su anillo anal. -“Que ricooo, oooh oooh … ...
... hasta los huevos, papi” Exclamo ella gustosa y se acomodó mejor para que su amante pudiera penetrarla más profundo. La hundida fue sin problema, Sandra tenía la cola bien hecha, su primo a los quince años la había hecho mujer una tarde de vacaciones y ocio. A pesar del dolor inicial, había disfrutado mucho, tanto es así que, a ninguna de sus parejas anteriores le negó ese placer de disfrutar de su “colota” como ella se refería a esa parte de su cuerpo. Ella gozaba como loca, sentir la respiración agitada en su nuca, los gemidos y delirios de los hombres al montarla le encantaba. Placer que con Darío había olvidado, porque al señor no le gustaba. En ese momento, olvidaba que era una esposa, una hija de buena familia y una madre… era una hembra en celo, una zorra, una prostituta, incluso mejor que las putas esas que salían por televisión y se masturbaba su marido, porque esas lo hacían por plata y ella porque le gustaba. Si, sentir la pija de Armando taladrándole el orto para ella era una sensación sublime que le arqueaba el cuerpo, borracha por esa fiesta de los sentidos que la hacían gritar como una gata en celo. Armando estaba afiebrado de lujuria, aquel culo era una verdadera delicia, se había comido muchos, como el de Marita, su profesora de Inglés, una cincuentona de amplias caderas que le enseño los placeres de la carne cuando él apenas era mozalbete que asomaba a la vida. El culo de Sandra era especial, tal vez, por el morbo que le daba cogerse a la mujer de ...