1. El gringo de la clase


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... es ese cuello largo y lo largo de su escuálido cuerpo, que no es tan distinto al promedio al de la Universidad, la cuál parece el refugio de europeos exiliados; también, lo diferencian sus orejas pequeñas, como situadas un poco más arriba de lo normal y esa mirada perdida, que le da un toque sensual y tierno. ―Eso está bien, participen más para que practiquen el español ―animó la profesora a los 4 extranjeros. Además de los dos orientales (muchacho y muchacha) y el estadounidense había una francesa (tal vez) que también compartía una clase de literatura española conmigo. Entonces, me puse a imaginar cómo le cobraría. Lo tengo amarrado en una rueda larguísima por las muñecas y los pies, con las extremidades estiradas y los ojos cubiertos, tiene un paño rojo amarrado en la parte de atrás de su cabeza. Lo tengo a mi disposición, le paso una suave rosa por sus brazos delgados y lampiños. Luego, le paso la lengua por el abdomen desnudo, lentamente desde la parte baja, arriba de unos boxers rojos, lo único que lleva puesto. Llevo la lengua lentamente desde ahí, a través de esa chocolatina que tienen los que son demasiado delgados, hasta el comienzo de los pectorales. Su piel está suavísima, lampiña y pegada a la poca carne que tiene, de ese cuerpo en el que la grasa corporal es prácticamente nula. Al bajar la mirada, veo que mis acciones han tenido su efecto. El elástico y la tela de la apretada ropa interior del extranjero parecen a punto de romperse. Lo traje a punta de engaños, ...
    ... cree que un mujer es la que lo estuvo estimulando. Me acerco a su pequeña oreja y, viendo su cuello, paso mi lengua por su lóbulo y su cuello, dando besos ocasionales, el tener a ese norteamericano entre manos me da mucho morbo. Ahí, le di una pastilla de viagra, el la tomó sin sospechar que no era la droga que el acostumbraba usar para disfrutar más el sexo. Aquí te va Yanqui pensé para mis adentros. Lo dejé ahí un rato, mientras tanto aproveché para mirar su largo cuerpo. Luego, respondiendo a sus súplicas por atención, ya víctima de la necesidad de alivio que provoca el viagra, acerco mi boca y, en ella, meto su pene y la tela de sus interiores. Empiezo a mover la boca para que la piel de su verga baje y subiea, haciendo que el muchacho profiera bufidos extraños de placer. "Yee. ah" logro distinguir ocasionalmente entre sus balbuceos en inglés. Acto seguido, tomo con fuerza y rapidez la tela de los boxers y la rompo, la rasgo hasta que puedo arrancársela y dejarlo como Dios lo trajo al mundo. Apenas libero el grueso y largo pene, éste salta y queda hacia arriba, acto seguido, me acerco a él lentamente para que sienta mi aliento sobre sí. "Suck It!. ", ordena. Así que pongo mis labios sobre la cabeza de su miembro y me deleito en pensar en lo que le haría luego. Profiere algunos bufidos y murmullos, se retuerce halando de las sogas que lo aprisionan a la rueda de madera. Me meto la cabeza del pene en la boca y juego un rato con mi lengua. Después de un rato de escuchar sus ...