Adonis
Fecha: 20/07/2019,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tomó valor para cumplir una fantasia que me pidió desde poco después de empezar a salir. Es lógico que por el tamaño de su pene la mayoría de las mujeres rechazaron la idea de una penetracion anal, a mi me entro panico cuando lo propuso, mi última experiencia había sido hacía muchos años y realmente muy mala, imaginar eso tan grande entrando ahí casi me da un desmayo. Sin embargo, prometi pensarlo y despues de leer demasiado me anime, logramos varias veces hacerlo no solo sin dolor, sino también con mucho placer. Sin embargo la posición siempre fue la misma, él detrás mío acostados de lado, entonces empezó a fantasear con hacerlo en la posición del perrito, pero nunca había accedido, esta vez lo haría para él, complaceria su fantasía porque mi mayor placer es complacerlo.
Puso su enorme erección a la entrada de mi ano y en mi mente tenía pánico, luchaba por relajarme a la vez que todas las alarmas de mi cuerpo me decían que era una pésima idea. Inició la penetración y por un momento sentí el dolor más horrible, punzante y feo, obviamente reaccione moviendome de ahí. Y entonces su reacción fue, -Mi amor, debes relajarte, pero si no puedes esta bien-. Esas palabras me dieron todo el ánimo, él merecía eso y más. Volví a acostarme a subir las piernas en sus hombros y cada centímetro respiraba profundo y pensaba cuánto lo había deseado, cuanto lo desearia después de eso, porque él es mi deseo hecho hombre. Y después de un momento que para mi fue eterno su expresión, entro!, ...
... se retiró y entonces tome la posición, esa a la que tanto le temía pero que que a la vez deseaba, ese era mi regalo para él, cumplir su fantasia.
Tomo mis caderas con ambas manos, y muy despacio, y con cuidado, volvió a penetrarme, esta vez mucho más fácil y sin dolor, se quedó vacilante un momento, así que comencé a mover mis caderas hacia él, pidiéndole, rogándole que me follara, duro, como él tanto había deseado. Las sensaciones venían en oleadas de placer, placer físico de su penetracion ruda y masculina, y placer mental, sentir sus manos acariciar mi espalda, oír sus gemidos ahogados, trataba de guardar en mi memoria cada instante, cada roce, y sonido. Después de un tiempo cuando había alcanzado mi máximo placer muchas veces le pregunté:
-¿Me vas a dar mi premio-. Su gatita golosa pedía su leche de recompensa.
-Aun no quiero terminar, lo estoy disfrutando tanto que no deseo detenerme-. Otra explosión de orgasmo, él encuentra esa forma de decir y hacer justo lo perfecto en el momento perfecto. ¿Como haces para entrar en mi mente y follarme así? Es la razón por la que desde el momento que me tocó la primera vez fui irremediablemente suya. Un poco más, más fuerza, más rapidez, más gemidos y se que está llegando a la meta. Se retira, se quita el condon, y yo me siento rápidamente a la orilla de la cama con la cara a la altura de su erección. Se masturba un poco y mete el pene en mi boca, mi boca cálida que lo desea tanto, y lo mamo, succiono y paso mi lengua, feliz ...