1. Sexo en la vieja hidroeléctrica – 1 − Septiembre


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Incesto Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos

    ... otro café. ¿Me acompaña?
    
    -No me vendrá mal. Esta noche tengo servicio.
    
    El administrativo, tras levantarse, solicita los cafés en la barra. Hace cuánto puede porque el pánico no se adueñe de sus nervios.
    
    Mientras espera a que le sirvan, vuelve el rostro y su mirada se cruza una vez más con la del policía.
    
    Al cabo, vuelve a la mesa con los cafés.
    
    -¿Tan necesitado está que se satisface con fantasías conmigo? -retoma el escabroso diálogo el uniformado.
    
    -Posee elementos que le hacen atractivo: agente de la ley, uniforme, aspecto viril, bigote, manos fuertes, moreno agitanado, anchos muslos, trasero marcado bajo la tela caqui de su pantalón de servicio, destacados pectorales... Sólo me falta su sexo; pero casi mejor no conocerlo, así le pongo el que quiero.
    
    El uniformado se atusa el espeso bigote que luce y eleva el tono del tema que tratan:
    
    -¿Le gustaría verlo? -dice sin asomo de ironía.
    
    -¿Le gustaría que se lo tocase?
    
    -¿Quiere tocarle los cojones a la autoridad?
    
    -Ni se imagina a quién he sido capaz de tocar los cojones por un poco de placer que, más de una vez, ni lo obtuve.
    
    Ambos se concentran en dar el primer sorbo a su café.
    
    El representante de la autoridad rompe la tregua:
    
    -Se le ha visto rondando por la vieja instalación hidroeléctrica.
    
    El administrativo frunce ligeramente los labios. Su cuerpo, de aspecto macizo, se tensa.
    
    -Es peligroso que se acerque. El edificio, por llamarlo de alguna manera, amenaza ruina. Y el río, ...
    ... cuando hay lluvias torrenciales en su cabecera, ha llegado a inundarla.
    
    -Gracias por el consejo.
    
    -¿Volverá a ir?
    
    -Si no hay nada mejor que visitar y no llueve torrencialmente...
    
    El uniformado sonríe por la ironía. Pero entra de inmediato en el fondo de lo que busca.
    
    -¿Con quién se cita allí?
    
    -No tiene derecho a saberlo.
    
    -Puede que me sienta celoso.
    
    -Eso sí que tiene gracia.
    
    -¿Obtiene placer o le ocurre como todas esas veces que tocó los cojones a otros y usted se quedó a dos velas?
    
    El aguante del administrativo ante las descaradas frases se resiente.
    
    -No está siendo así.
    
    -¿Cuántos encuentros han sido?
    
    Por un momento, el interrogado se siente tentado de levantarse de la mesa y dar por acabado el cara a cara. Pero clava sus ojos en el rostro del policía y responde:
    
    -Unos cuantos.
    
    -¿Todos satisfactorios?
    
    -Nos cogemos con ganas.
    
    -¿Tendré que preguntarle como José Luis Perales “y quién es él...”?
    
    -Ya le he dicho que no tiene derecho.
    
    -¿Cómo le da placer? Cuénteme. Tengo curiosidad.
    
    -Yo también tengo curiosidad. Curiosidad sobre usted.
    
    El policía mantiene la mirada desafiante del administrativo y responde:
    
    -¿Qué quiere saber, qué número de zapato calzo?
    
    -Hablemos del tamaño de su sexo.
    
    -Creía que prefería la fantasía a los datos.
    
    -Todo cambia. ¿Qué opinó su esposa la primera vez que lo cogió?
    
    El agente restaña sus nudillos.
    
    -Es una mujer de caderas anchas, ya la conoce -dice pausado- Aun así, necesita ...
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