1. Uno arriba, otro abajo. Yo llena de leche (Parte I)


    Fecha: 23/07/2019, Categorías: Lesbianas Autor: MariaDream, Fuente: CuentoRelatos

    ... profesional, lejos de polígonos industriales y de familias peligrosas, llamémosle así. Habían pasado 3 horas desde que llegué, y a pesar de mis continuos intentos de provocar en alguien un deseo animal irreprimible, como dejar mis tetas visibles subiendo mi camiseta, o masajear mi coño por encima de las mallas negras que vestía, no conseguí que nadie se detuviese. Era tal la situación que decidí marcharme y volver a casa. Había sido un fracaso, y el dinero que había gastado en el taxi, y el que ahora me costaría volver, supondría para mí una semana comiendo pollas de discoteca en discoteca. Sin embargo, algo ocurrió.
    
    Un coche conducido a toda velocidad se paró delante de mí, apagando en ese momento sus luces, y bajando su ventana para hablar conmigo.
    
    -Hola zorra, ¿Estás sola esta noche?
    
    En el interior del vehículo iban dos jóvenes, quizás de apenas unos 21 años, ambos de muy mal ver. Uno de ellos vestía una camiseta roja y un pantalón vaquero, y con un collar de oro alrededor del cuello, vestía unas gafas en la cabeza, rapada, y con tan sólo un mecho rubio de pelo en la parte trasera. Su acompañante, también de la misma edad, pero igual de degenerado (visual y mentalmente) era gordo, y vestía una camiseta de tirantes y pantalones cortos, acompañados de un juego de sandalias de verano. A partir de este momentos, el flaco y el gordo en esta historia.
    
    -Entra dentro y nos la chupas un poco ¿no, perra?
    
    Me dijo el flaco, el cual era el conductor del vehículo.
    
    -Lo ...
    ... siento pero me voy ya y no puedo ir con vosotros
    
    -En ese momento me dispuse a irme, pero uno de ellos, el conductor, bajó del coche y se acercó a mí por detrás. Me percaté y di la vuelta, viendo como el sacaba de su cartera del pantalón y un billete de 50 euros, el cual me ofreció.
    
    -¿Cuánto cobras por una hora con los dos puta?
    
    -Dos como esos.
    
    Contesté. En ese momento, el metió forzadamente el billete en mi escote, y cogió de mi mano, abriendo la puerta trasera del coche, y ayudándome a entrar en el interior.
    
    -El otro te lo doy al acabar zorra.
    
    Tras ello, su compañero, el gordo, bajó del asiento trasero y se situó a mi lado. Sentados todos, su compañero comenzó a conducir, a toda velocidad, y mientras ambos no paraban de fumar, algo que hacía muy difícil poder respirar en el interior de aquel vehículo. La música se encontraba a todo volumen, y yo había pasado de ser la puta de carretera a la puta de aquellos niñatos.
    
    El gordo, sentado a mi lado, comenzó a acariciar mi rodilla, con su mano más cercana a mí, mientras que con la otra bajó levemente hasta poder hacer que saliese su polla erecta al exterior. Era pequeño de no mucha longitud, pero tenía un gran grosor.
    
    -Chúpamela.
    
    Me agarró del pelo por detrás, y poniendo su mano sobre mí nunca, hizo fuerza hasta conseguir llevarme hasta el lugar donde quería
    
    Diez minutos más tarde, llegamos hasta una pequeña parcela en mitad del campo. Aún tenía el sabor de su sudorosa polla en la boca, y el cielo del ...