El placer de lo desconocido
Fecha: 24/07/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: cliksexy, Fuente: RelatosEróticos
... por dentro, encontrándome el suave tacto de un coño recién rasurado (lo había hecho yo mismo un rato antes) y con un dedo separe suavemente sus labios, que se abrieron dócilmente, invitándome a continuar hacia el interior de ese reducido paraiso que tiene mi mujer entre sus piernas. Ella gimió levemente y dió un pequeño respingo. Cuando se repuso puse más dedos en acción, ya eran dos y tres los que conseguían penetrar en su coño, los sacaba empapados en el manjar que emana de tan maravillosa fuente y me los llevaba a mi boca, para saborear la esencia de una mujer, una mujer entregada al deseo, muy entregada, cada vez más deseosa de sexo y placer. Para ofrecer mejor su coño, levantó levemente su culo y puso su pierna derecha sobre mi pierna y su pierna izquierda encima de la butaca delantera, de forma que estaba prácticamente abierta en su totalidad. Desabrochó mi correa y mi pantalón para meter su mano dentro de mis boxer, buscando la que quería que fuese la herramienta de su placer. Agarró con firmeza pero suavemente mi polla, comenzando un juego de muñeca magistral. Luego bajo el boxer y cómodamente comenzó a subir y bajar su mano a lo largo de mi tronco, jugando al final del trayecto con mis huevos, también rasurados, iniciando una lasciva paja.
Con la excitación nos habíamos olvidado de la película, pero también de que había alguien más en la sala. Casi sin querer me fije en que un chaval nos observaba lo más disimuladamente que podía, disfrutando del maravilloso show ...
... que le proporcionábamos, pero tratando de pasar desapercibido para que no lo viéramos como una amenza para cesar en nuestro encuentro. Podía intuir que se acariciaba su miembro. En un principio no le dije nada a mi mujer, que se había olvidado de su presencia, para que no se alterara y dejara todo así, sino que fui calentándola más, metíendole los dedos en su vagina, acelerando el roce en su clítoris, bajando luego la intensidad. Prácticamente le saqué los pechos del corsé y con la otra mano le estaba dando un masaje en sus pezones magnífico, pellizcandolos, luego amasando sus tetas, jugando con su aureola. Cuando ya entendía que estaba no excitada, sino cachonda como una ninfómana le dije:
-” Te imaginas que nos viera alguien ahora”.-
-”Ufffff, ahhhhh, ammmhhhh, pues si nos ve que aprenda como se le hace una paja a una mujer y se le pone cachonda, ahhhhh, ahhhh” – fue su respuesta, creyendo que era un simple comentario para ponerla más a tono.
-”No, si digo yo que apuntes estará tomando, porque parece estar escribiendo o algo así”- le susurré.
Buscó con la mirada en la sala y encontró a nuestro espectador. Instintivamente trató de tomar una postura decente, trató de cerrar las piernas, pero yo mantuve firme mi mano en su coño, mientras que le susurraba en el oido:
-”Vas a dejarnos así a los tres por una simple mirada. Va a pensar que te da verguenza porque no sabes hacer una paja en condiciones”- tratándo de que su excitación no bajara.
Se quedó un momento ...