1. El placer de lo desconocido


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: cliksexy, Fuente: RelatosEróticos

    ... quieta, sin reaccionar, mientras yo seguía con el trabajo en su entrepierna, suave pero firme. Besándola, mordiendo su cuello … y no tardó en reaccionar. Volvió a abrir sus piernas con la misma postura que tenía antes, pero ahora miraba en la dirección del chaval. Éste se acercó hasta tres o cuatro filas delante de nosotros. Ya podíamos verlo casi con claridad. Era un chaval de unos 25 años, bien formado, no de gimnasio, pero si se notaba que hacía bastante deporte, tenía una polla considerable y se estaba haciendo una paja a costa de los encantos de mi mujer. Yo di un paso más, dentro de los límites claro está, y le saqué el tanga, con lo que ahora nuestro amigo tenía una visión fantástica de su coño rasurado y brillante por la cantidad de flujos que manaban de tan esplendorosa fuente. Y seguía masturbando a mi mujer, pero ahora con una mano por detrás de su espalda, de modo que podía meterle dos dedos en la vagina, uno dedicarlo a su clítoris y otro estimulando la entrada a su culo. Ella mientras tanto, se había acomodado de tal forma que alcanzó a meterse mi polla en su boca, sacándola brillante y lubricada con su saliva. Empezó a regalarme una fantástica mamada, sin perder de vista al espectador. Nuestro amigo hizo un gesto con la mano pidiendo permiso de colocarse justo en la fila delantera. Los dos nos miramos, nos quedamos pensativos unos segundos. Era la primera vez que alguien nos observaba mientras teníamos sexo, nos daba cierto reparo … o miedo, pero la verdad ...
    ... es que ya habíamos dejado que se acercara apenas a cuatro o cinco metros, …, la excitación del momento y el morbo y el placer de lo desconocido hizo que casi al mismo tiempo asintiéramos con la cabeza y el chaval saltó por encima de las butacas hasta colocarse en la fila justo delante de nosotros.
    
    Entonces me quedé de piedra cuando mi mujer, sin dejar de mamarmela alargó su brazo con la intención de coger la polla del desconocido, quien para facilitarle la labor, se acercó un poco más, alzándose un poco para ofrecerle mejor posición y más comodidad. Mi mujer comenzó a masturbar aquella buena polla, suavemente, disfrutando cada centímetro de carne que palpaba, y se notaba que disfrutaba, tenía una cara de puro vicío. Pero mi estado de shock no hizo sino aumentar cuando se incorporó, se sentó en el borde de la butaca y se la metió en la boca, y comenzó a darle una gloriosa mamada a nuestro amigo, mientras que seguía haciéndome una paja a mí. Reaccioné gracias a la visión que tenía: mi mujer, en un cine público, vestida como una puta de lujo, con las tetas al aire, sin bragas, sus piernas abiertas, su coño chorreando y la polla de un desconocido en la boca, mientras que me hacía una paja tremenda a mí.
    
    La tomé por la cintura e hice que se sentara en mis muslos, clavándose mi polla de un solo golpe, cosa que no fue nada difícil por la cantidad de flujo que salía de su coño. Y comenzó a moverse arriba y abajo, ayudada por mis brazos. Nuestro amigo, que lógicamente ya había ...