1. Alameda, Nº12, 2ºD (Las Aventuras de Sil II)


    Fecha: 31/08/2017, Categorías: Fetichismo Autor: VelvetSucker, Fuente: xHamster

    ... entrado en la cincuentena, moreno, con el pelo bien cortado para ocultar un par de calvicies. Mediría sobre metro noventa, siendo bastante más alto que yo. Sus vidriosos ojos grises se posaron en mi por primera vez, fijándose lo justo para saber cómo dirigirse a mi. Las arrugas marcaban una cierta expresión de desdén y mala baba en su rostro. Me señalo la puerta de salida con la palma de su gran mano en un gesto urgente. -¿Vamos allá, señorita?La Alameda estaba a un paseo de 5 minutos. A los dos pasos don Andrés se calzó un pitillo en la boca sin mediar palabra antes de reaccionar y ofrecerme uno que amablemente rechacé... Mi primer novio fumaba, yo no. No puedo decir que el olor (y el sabor) me desagraden). Mientras me guiaba hacia el piso me preguntaba cómo podría acabar realmente la cosa. Este señor parecía un poco... ¿Bruto? ¿Primate? Como sea, ya no me iba a rajar o si no puede que tuviese que dar el viaje por perdido...Cuando llegamos al edificio abrió el portal dejándome pasar. -No tiene ascensor. El piso es el segundo.Mientras subía era consciente de que don Andrés iba más escalones de los necesarios por detrás, haciendo que su vista coincidiese a la altura de mi trasero. Así pues no era un tarugo completamente asexual.Al llegar al piso se adelantó para abrir la puerta.- Alameda, número doce, segundo derecha. Dos dormitorios, dos baños, trastero, cocina y salón comedor.- Resumió antes de darme una charla más pormenorizada yendo de estancia en estancia.Mi cabeza ...
    ... estaba volando tratando de recordar los pasos y las palabras a usar mientras el piso (recién pintado, de suelo de parquet acuchillado el verano pasado, pero con algunos muebles que podrían ser de mi abuela por aquí y por allá) desfilaba ante mis ojos. Estaba esperando algún tipo de señal mientras revisaba pequeños detalles por aquí y por allá una segunda vez cuando el teléfono de don Andrés comenzó a sonar con un tono propio de alguna canción hortera de su juventud. Me miró con un tono de disculpa no muy sincero mientras le decía que tenía que usar el baño, justo antes de que descolgase, mientras volvía a la salita de estar.Corrí hacia el cuarto de baño principal, cerrando la puerta a mi espalda. Este era el momento de la verdad... Respiré tan hondo como mis pequeños pulmones me permitieron y abrí la mochila, sustrayendo la bolsa de la boutique de lencería. Antes de darme cuenta mi ropa descansaba en una pila sobre el retrete mientras trataba de ponerme las medias y el liguero. Por un instante dudé entre si salir sólo con eso pero eta más recatada de lo que pensaba y acabé calzándome las bragas y el sujetador. Casi me dejo las gafas falsas por causa de los nervios, pero las retiré. Descarté, finalmente, el corpiño, con el que me habría peleado durante demasiado tiempo...Respirando por la boca por los nervios y tratando de no sudar copiosamente, me alejé dos pasos del espejo, pudiendo verme casi por competo. Me coloqué mejor el precioso sujetador de encaje negro casi transparente, ...