1. Hago lo que sea por una pija


    Fecha: 29/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... mis pulmones. Me ahogué como una boluda, tuve un ataque de tos y me salía leche por la nariz.
    
    El desagradecido se fue sin despedirse siquiera!
    
    En el exacto momento en el que me disponía a irme de allí, entra un nene de unos 18 años. Veo en la puerta la silueta de una mujer que se saca unos anteojos y le dice:
    
    ¡dale Tomi, hacé pis que ya nos vamos!
    
    Me ofrezco a llevarlo al individual y le digo a la mujer que soy personal de limpieza del lugar. Claramente no me cree, y entra conmigo.
    
    ¡qué querés con mi hijo? Le vas a tomar la lechita? Mirá que acaba como un hijo de puta!, me acusa mientras abre un grifo para lavarse la cara, y yo me hago la ofendida.
    
    ¡dale nena, pajealo y chupale bien la pija, pero primero que vaya a mear!, dijo luego de secarse con su propio vestido.
    
    Me desconcertó, pero para mí no había marcha atrás.
    
    Lo que no imaginé es que la mujer me arrinconaría contra la pared para frotar sus tetas contra las mías, para palparme como a una ladrona y comerme la boca. También lamió mis gomas mientras susurraba:
    
    ¡quiero que le tomes toda la leche a mi nene, que le saques las ganas de pajearse por un ratito, es muy pajerito, y tiene una linda pija!
    
    En cuanto Tomi salió del baño la mujer me soltó, y yo le bajé el short para arrodillarme y hacer lo que más amo en el mundo. Tenía el calzoncillo mojadito, y eso me encendió más todavía!
    
    Mi lengua saboreaba la suave y húmeda piel del adolescente cuando siento las manos de la mujer estrujar mis ...
    ... nalgas con descaro. Me las pellizcaba, las amasaba y no paraba de murmurar:
    
    ¡qué linda nena, cogete a mi hijo, y que te deje preñadita, por sucia!
    
    El pibe me decía mi amor todo el tiempo entre gemidos y vergüenzas, balanceando su cuerpo de un lado al otro, y buscando que su pijita parezca más grande en los ríos de saliva que se me caían de la boca. Ni bien su semen apurado comenzó a mezclarse con mis suspiros y mi lengua lo degustaba con gratitud, descubro que la mujer está en tetas, que se las hace tocar a su hijo y que se lame los dedos con los que le limpia los restos de leche de la pija.
    
    Antes de irse con él del baño me come la boca saboreando mi lengua como a un caramelo fresco, se frota con mi mano su entrepierna, y reconozco que tiene un orgasmo en cuanto mis dientes le rozan los pezones, mis uñas le razgan un poco la bombacha por debajo de su vestido y mis dedos se humedecen con sus jugos.
    
    Salieron tan de prisa que, sentí un vacío tan inmediato como injusto.
    
    Volví al mini market y me pedí una gaseosa. Me senté en la única mesa que conservaba una silla, donde había una pareja de unos 30 y un pibe de no menos de 20. La mujer tenía un bebé sonriente en los brazos, y el hombre dejó de prestarle atención para posar sus ojos en mis tetas, teniendo en cuenta que me mojé la remera para disimular las huellas seminales.
    
    Afuera ahora llovía, pero el calor no aflojaba.
    
    Al pibe le vi cara conocida, y no supe quién era hasta minutos más tarde, cuando oí que la ...
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