1. El machito de mami


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Todo pudo haberse evitado. Desde la separación con mi ex a los dos años de nuestro hijo hasta las interminables sesiones judiciales culpa del trágico accidente a los dos meses de aquel acontecimiento. Desde entonces fui mamá soltera, condenada por la familia de mi ex, nuestros amigos en común y mis propios remordimientos.
    
    La relación terminó porque debía ser así. Ya no nos tolerábamos, y jamás pensamos en forzar o fingir estar bien por el niño. Pero él estaba empecinado con que yo lo engañaba, cosa que no era verdad.
    
    En efecto, viví, trabajé y crié sola a Octavio, un pendejo libre de alma y cabeza, sensible y comprensivo, muy maduro para sus radiantes 20 años aunque tenga rasgos y actitudes de nene.
    
    No sé exactamente cuando fue que mi instinto, mi necesidad de cariño, o la calentura de mis 35 en soledad siempre multiplicando fantasías bajo mis sábanas, un buen día se posaron en sus labios carnosos o en su figura desfilando como una cálida sombra hormonal, o en el fuego de sus ojos claros, en ocasiones espías o tiernos.
    
    Recuerdo que cuando era bebé me volvía loca si le daba la teta en la cama. La succión de su boquita a mi pezón cargado de leche lograba que en oportunidades me tocara por encima del pijama. Pensé que era una retorcida, y hasta lo hablé con un amigo psicólogo. Pero lo fui manejando.
    
    Me encantaba llevarlo a mi cama donde veíamos pelis de terror, que son sus favoritas. En esas noches, muchas veces jugaba a hacerle cosquillas porque, o no se quería ...
    ... bañar, o porque no me quería decir quién se había comido algún chocolate que yo guardaba, o por lo que sea. Mi chiquito se reía entusiasta cuando le besaba la panza ruidosamente, le chupaba los dedos de los pies o le tocaba el pitito. Para mí era normal todo eso. Pero juro que la vez que me confió que le gustaba una chica me puse celosa, y le dije cosas horribles de las mujeres, además de no darle postre. Cuando razoné sobre mi conducta me disculpé, y esa noche volvió a mi cama a ver pelis conmigo.
    
    Una mañana me preguntó por qué yo no buscaba un novio, y le dije que me siento bien sola, que él es el hombre de la casa y miles de excusas más. Pero él de la nada replicó:
    
    ¡pero yo no te puedo dar besos en la boca como hace el papá de Nico con Alicia!, refiriéndose a los padres de su mejor amigo hasta hoy.
    
    Me la jugué cuando se acercó a darme el beso de las buenas noches, y le comí esa boquita con sabor a banana con dulce de leche, que es su postre preferido, mientras le rozaba el pitulín suavemente. Enseguida se fue enrojeciendo sus mejillas, desconcertado y rapidito a la cama. Esa noche no concilié el sueño pensando en la chiquilinada que había cometido con mi hijo.
    
    Los días pasaban, él crecía inevitable y yo vivía para complacerlo. Le cocinaba lo que me pedía, lo ayudaba con el cole, si andaba enfermito lo mimaba quizás demasiado, ¡y hasta mis amigas insinuaban que solo faltaba que me acueste con mi hijo!
    
    El día que comenzó el pre para la facu lo sorprendí con ...
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