1. El machito de mami


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... tostadas con manteca y su café con leche para que desayunemos juntos en su cama. Pero él me desconcertó cuando al abrirle el acolchado con el fin de despertarlo, lo vi en bolas con su calzoncillo bajo sus pies, y a la altura de su vientre una aureola fresca y blanquecina en la sábana. ¡mi bebé se había acabado encima!
    
    No le dije nada en aquel instante. Pero al mediodía ni bien llegó del colegio nos sentamos en el living y hablamos de sexo, de las pajitas y de que desde ahora tiene que procurar no ensuciar la cama. Cuando mencioné esto último se fue al cuarto rezongando.
    
    Desde ese lunes no puedo parar de oler sus sábanas apenas abandona su cama, lamer endiablada sus remeras y calzones usados, con manchitas de pis y presemen, de mirarlo todo el tiempo para descubrir que el pito ya se le para y le late bajo sus shortsitos, de seguirlo en silencio al baño y oírlo mear al otro lado de la puerta.
    
    La vez que lo escuché pajearse allí me brotó un manantial de flujo que aturdió mi estabilidad, y corrí a mi cama a masturbarme, recordando sus jadeos y su hilo de voz repitiendo: ¡sacate toda la leche, qué rica paja guacho!
    
    Entonces mi Octavio pegó el estirón de los varones que hacen deporte. Sus músculos bien marcados eran codiciados por todas en el barrio. Llegaba a casa con algunos chupones en el cuello, haciéndome retorcer de celos. Cuando hacía calorcito era imposible el disimulo de sus carpotas cuando veía culos o tetas en la tele.
    
    Entré varias veces a su ...
    ... dormitorio, y una de esas lo pillé viendo una porno, con una mano dándole calor a sus huevos y con la otra apretándose la cabecita de ese pito que desbordaba mis ratones. Lo observé largo rato, y apenas gimió suave dije: ¡mmm, qué nene chanchito!
    
    Apagó el DVD nervioso y atónito. Intentó disculparse tapándose con la sábana, ya que estaba desnudo, y hasta quiso salir corriendo.
    
    ¡mirá chiquito, soy tu mamá, no tengas vergüenza que no estás haciendo nada malo; pajeate que quiero ver cómo te la hacés!, le dije casi sin pensar.
    
    Se puso el calzoncillo y se metió en la cama confundido y sin darme bola. Entonces, prendí la peli otra vez y me senté a su lado. Le pedí que siga mirando, que se concentre y me diga qué le gustaba de lo que veía.
    
    Mientras una rubiecita le mamaba la pija a dos veteranos de gran porte yo me quitaba el camisón y el corpiño, le hacía preguntas acerca de la chica que le marcó el cuello y, hablamos de la cola de la rubia que era un verdadero primor con la carita maquillada con la acabada de esos hombres.
    
    De la nena del cole solo dijo que le gustan sus lolas y su perfume. También que cuando iban juntos al primario y ambos tenían 11 años, Laurita andaba con olor a pichí, que todos la cargaban y que él era el único que se sentaba con ella. Le conté que él también tenía lo suyo con aquello de nunca tener ganas de bañarse.
    
    No sé cómo fue que lo destapé y envolví su pene en la tela húmeda de su calzoncillo con mi mano, subí y bajé unas cuántas veces diciendo: ...
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