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Mi nuevo compañero
Fecha: 05/08/2019, Categorías: Gays Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos
... caliente y con ganas de seguir dando placer a mi hombre. Carlos me tomó de la barbilla para que me detuviera y me dio la mano para ayudarme a poner de pie, besó mi cuello, beso mis labios, y desabrochó el vestido a la altura del cuello, con el torso desnudo, comenzó a besar y chupar desesperadamente mis pezones, me dolía un poco pero no podía detenerlo. De un tirón me bajó totalmente el vestido y quedé solo con la pantaleta y los tacones. Mi amante me acariciaba por todas partes, me besaba, metía su mano en mi entrepierna como buscando una vagina, y aunque sus roces en mi entrepierna me hacían vibrar, la erección seguía ausente, no me importaba, no quería coger, lo que realmente deseaba era ser cogida. Carlos me bajó la pantaleta y me apoyé en su hombro para quitármela totalmente, solo quedé en tacones, me tomó de la cintura y me dio la vuelta quedando detrás de mí. Me empujó delicadamente de la espalda y entendí que quería tenerme empinada. Me agarré de donde pude y le ofrecí mi trasero que se levantaba coquetamente por el efecto de los tacones. Sentí la cara de Carlos en una de mis nalgas, luego en la otra, me las llenó de besos, lo mismo que la parte trasera de mis muslos, después sentí que separó mis nalgas y hundiendo su cara en medio de ellas, comenzó a comerme el culo. Vaya maestría, no sé si me había mentido y ya había estado con otros chicos, o si así le comía la cola a su ex esposa, el hecho era de que yo me sentía en las nubes. Después de unos minutos, ...
... me pidió que no me moviera, y de un cajón sacó un bote de lubricante y un condón. De reojo vi como se puso un poco de lubricante en la verga y después el condón, después se echó un chorro generoso en la punta de los dedos y comenzó a lubricarme el ano. Yo sentía riquísimo el juego de sus dedos con mi entrada, la humedad y frescura del lubricante, pero en mi mente estaba también la imagen de su gran virilidad, ¿en verdad me la iba a meter? ¿Me cabría toda? ¿Me dolería? No había marcha atrás, era el momento que había anhelado, por fin sería la hembra de un macho de verdad, por fin alguien me trataba como a su reina. —¿Quieres que ya te coja Karlita? —Sí amor, ya te deseo. No me lastimes. —Lo haremos poco a poco, tú me dices cuando quieras que me detenga. Y dicho esto comenzó a meter su pedazo de carne, me dolía sí, pero no al grado que yo me imaginaba, sentía caliente, no sentía placer pero tampoco era desagradable, el placer de saberme poseída por un macho era más que suficiente, en ese momento el placer estaba más en mi cabeza que en mi culo. Cuando consiguió meterla toda, Carlos comenzó a bombear lentamente, y a medida que mi culo se acostumbró a sus dimensiones el bombeo tomó ritmo. Ninguno dijo palabra alguna durante la penetración, solo se oían nuestra respiración y alguno que otro gemido, también se escuchaban los gemidos en la televisión. Se escuchó un gruñido seguido de un espasmo de Carlos, luego otro, después otro, y por último uno menos efusivo. ...