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Lara, una chica muy obediente (7)
Fecha: 21/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... volverá a suceder… -y su voz se quebró en sollozos. La mujerona la empujó: -¡ENTRA! –le gritó y la niña estuvo a punto de rodar por la escalera aunque logró mantener el equilibrio. Una vez abajo nuevos empujones de la matrona la llevaron hasta el caballete. Lara se dio cuenta en ese momento de que la situación empezaba a excitarla. Esa mujerona robusta y de rostro duro le provocaba sensaciones fuertes que iban del miedo a la calentura una y otra vez hasta que terminaron fundiéndose en una sola pulsión. A su vez, la celadora gozaba del dominio que ejercía sobre esa niña indefensa y tan bella a la que tenía a su disposición. “Sí. –se dijo. “La tengo a mi disposición… ¡Y qué buena está, coño!” Nunca antes se había excitado sexualmente en el cumplimiento de la tarea de castigar a alumnas díscolas, pero esta vez se estaba calentando. “A mis años caliente con una chica.” –pensó no sin cierto asombro porque nunca había experimentado deseos lésbicos. Pero lo suyo no era pensar demasiado, de manera que decidió que pasara lo que tuviera que pasar, y avanzó hacia la niña. De brazos cruzados ante ella le dijo en tono severo: -Habla, zorrita, ¿por qué lo hiciste? –y ante el mutismo de Lara le cruzó el rostro de una fuerte bofetada que hizo trastabillar a su víctima. -¡HABLA! –volvió a exigirle la celadora. Entonces Lara sintió que la respuesta le brotaba desde lo más profundo de si misma y se escuchó decir: -Porque soy una perrita… -y la emoción ...
... hizo que debiera apoyarse en el caballete para no caer ante la súbita debilidad de sus piernas temblorosas. La respuesta sorprendió a la matrona, que se tomó unos instantes para reponerse y luego dijo, cada vez más excitada: -Ah, pero qué bien… Así que una perrita, ¿eh?... Bueno, pues ya mismo te quitas la ropa, porque las perras no andan vestidas. Lara sintió que había traspuesto un límite y que no había vuelta atrás. La celadora experimentaba algo similar. Ambas se daban cuenta de que estaban inmersas en un devenir vertiginoso al cual no podían ni querían oponerse. Lara tardó muy poco en despojarse de sus ropas y una vez que estuvo en cueros la celadora le dijo: -Ponte en cuatro patas, eres una perra y las perras andan en cuatro patas. -Sí, señora… -musitó Lara mientras cumplía con la orden sintiendo que había empezado a mojarse. -Así me gusta, que seas una perrita obediente… -Soy obediente, señora… -dijo la niña con las mejillas ardiéndole y ya entregada por completo a la dominación de la celadora. La mujerona comenzó a desplazarse muy lentamente alrededor de su presa, devorando con la mirada ese cuerpecito adolescente que se le ofrecía desnudo. Luego de varios giros se detuvo ya completamente mojada, se levantó hasta la cintura el ruedo de su uniforme azul, con una mano se bajó las bragas, abrió sus piernas y dijo: -Venga, perrita, quiero sentir tu lengua. Lara se desplazó hacia ella en cuatro patas obedeciendo como un autómata y buscó el coño ...