La chica del parque
Fecha: 24/08/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... perdido el aliento, se sentó en una banca, en donde una pareja se entregaba a los placeres carnales. Mi amiga pudo verlos perfectamente. Ellos se dieron cuenta de que tenían compañía, pero siguieron acariciándose de manera cada vez más atrevida. Olvidando lo que había sucedido minutos antes, Melissa decidió seguir viendo. La pareja no perdía tiempo, las manos de él ya se habían abierto paso bajo la falda de su novia, ascendiendo por los muslos.
La presencia de mi amiga, lejos de amedrentarlos, pareció excitarlos más y siguieron con su toqueteo, cada vez más descarado. Melissa se volvió a sentir excitada. En un momento dado, el muchacho la miró y metió la otra mano por el escote de su novia, para masajearle el busto. Después la besó apasionadamente en la boca, levantó la vista y se dio cuenta de que Melissa no perdía detalle.
Al muchacho le faltaban manos para atender a su chica, cuando de repente Melissa se arrastró sobre la banca y se acercó a ellos. La reacción inicial de la otra chica fue de susto y trató de incorporarse, pero su novio le dijo que lo único que podría hacer mi amiga era mirar. Estaba claro que mientras a él le estaba gustando aquella situación, a su novia le molestaba.
El no estaba dispuesto a dejar de hacer aquello que lo había llevado al parque: cogerse a su chica, así que se encogió de hombros y le desabrochó la blusa y la falda. A los cinco minutos, ambos se habían olvidado de la presencia de la intrusa. El penetró a su novia con tal ...
... fuerza que casi se caen del banco. Melissa se incorporó y se acercó más a ellos. Lentamente se desabrochó el abrigo y empezó a acariciarse los pechos y la vulva. Aquello enardeció más al muchacho que empezó a arremeter con más fuerza sobre su novia. Entre contorsiones y gemidos, los tres terminaron casi al mismo tiempo.
Apenas había pasado el arrebato, cuando se oyeron voces y pisadas. Era un grupo de muchachitos, entre los que iba el que había encontrado Melissa al principio de su aventura. Aquello espantó a los novios que, a medio vestir, emprendieron las de Villadiego. Mi amiga trató de seguirlos, pero de pronto se vio rodeada por los muchachos. El que parecía ser el jefe, la detuvo:
Una exclamación de asombro salió de la garganta de cada uno de ellos cuando Melissa se mostró desnuda. Ella volvió a sentir una corriente eléctrica en lo más profundo de sus entrañas, aunque la sensación duró sólo el tiempo que a los muchachos les llevó desfajarse los pantalones, mostrándole a ella sus miembros de todos tamaños y colores.
Melissa decidió dejarse, más por curiosidad que por miedo, pues estaba segura de que al primer grito que diera, saldrían corriendo. No tuvo ninguna sensación especial cuando los cinco muchachos la violaron, uno detrás de otro. Ni siquiera experimentó un orgasmo, pues el más lento apenas duró treinta segundos dentro de ella.
Empezaba la segunda vuelta, cuando Melissa comenzó a jadear y menearse, presa de tremenda excitación, lo cual enardeció a los ...