1. Desafío de galaxias (capitulo 62)


    Fecha: 26/08/2019, Categorías: Intercambios Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta que al cabo de unos minutos de frenética actividad, las dos llegaron al orgasmo casi al unísono.
    
    —Mi amor, he descubierto que el cibersexo no me mola, —dijo Marisol cuándo su respiración se sosegó— prefiero tenerte aquí, conmigo, olerte y meterte mano.
    
    —Y a mi estar ahí, pero te recuerdo que entre Marión y tú, hicisteis el nuevo reglamento. Y además, te aseguro, que a ella tampoco le gusta, posiblemente tenga que ver con el tiempo que estuvo separada de Hirell cuándo te lo llevaste a conquistar Kalinao.
    
    —¡Nos ha jodido! Pues mañana la dices que prepare otro reglamento… que nos guste a todos.
    
    —¡Vale! Mañana se lo digo.
    
    —Cariño, te dejó dormir, ya puedes ponerte ese horrible pijama.
    
    — Por supuesto.
    
    —Y los calcetines.
    
    —También.
    
    —Un beso mi amor, te quiero.
    
    —Un besito nena, yo también te quiero.
    
    El día comenzó temprano y muy complicado. Marisol había estado dando vueltas sobre la cama incapaz de conciliar el sueño, hasta que al final se quedó dormida. Un par de horas después, cuándo faltaban otras tantas para que las primeras luces de la mañana iluminaran las tinieblas de la noche, Sarita entró en el camarote y la despertó con energía.
    
    —¡Marisol, despierta! —la zarandeo con brusquedad.
    
    —¿¡Que pasa!? —desorientada se incorporó dejando al descubierto sus perfectos pechos que vibraron con el impulso.
    
    —Levántate, hay actividad en la superficie.
    
    —¿Qué tipo de actividad? —preguntó saltando de la cama y cogiendo el tanga que Sarita ...
    ... había sacado de un cajón.
    
    —El canciller está desplegando sus fuerzas en campo abierto.
    
    —¡Qué hijo de puta! ¿y Cimuxtel?
    
    —También está movilizando sus unidades, —respondió mientras Marisol terminaba de vestirse. Después, salieron corriendo en dirección al centro de mando del Fénix.
    
    —¡Informe! —ordenó Marisol al jefe de servicio cuándo llegaron.
    
    —Todavía es de noche en la zona del despliegue y estamos con infrarrojos, —dijo el oficial que era maradoniano— el enemigo…
    
    —¡Aquí no hay enemigos, capitán! —le interrumpió.
    
    —Lo siento mi señora, —se disculpó el oficial asintiendo—. Las fuerzas del canciller se están desplegando en la zona oriental del Campo de Hierro, ofreciendo un frente de batalla de treinta kilómetros. Casi seiscientos mil efectivos, creemos que los paramilitares del partido permanecen en el interior de las murallas.
    
    —Está claro que ese cabrón no va a sacrificar a sus colegas políticos. Su línea de frente es demasiado larga, ¿sabemos ya quien dirige las fuerzas del canciller?
    
    —No, pero no tienen oficiales de alto rango. Si es un militar será un capitán, entre los que desertaron había dos.
    
    —O los dirige él personalmente; es tan engreído, que es perfectamente capaz, —apuntó una teniente maradoniana.
    
    —Pues eso no nos interesa.
    
    —No lo entiendo mi señora, —dijo el capitán— más facilidades para el general…
    
    —El general Cimuxtel es un estratega experimentado, no tiene ni para empezar, sea quien sea, el que dirige las fuerzas del canciller, ...
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