1. Sexólogo por un día


    Fecha: 29/08/2019, Categorías: Incesto Autor: alvaromarin, Fuente: CuentoRelatos

    ... virginidad, centímetro a centímetro le introduje mi pene hasta llegar a la base, ahí permanecí unos pequeños segundos mientras lograba que su hoyito se amoldara a aquel extraño visitante que la invadía por completo.
    
    Comencé con el típico movimiento de meter y saca pero muy suave y lento, tanto para no lastimarla como para contener mis ganas de explotar con toda mi leche en su interior, pues lo estrecho de su rajita hacia que la presión que ejercía sobre mi pene fuera de tal magnitud que me hacía sentir que no podría resistir mucho tiempo antes de inundarla por completo.
    
    Apoyándome en la cama, estire mis brazos cuanto pude y al tomar altura pude dimensionar lo hermoso de aquel cuadro, ahí estaba Sarita con esos hermosos grandes como luceros, me miraba en silencio, su rostro dibujaba una pequeña sonrisita que se transformaba en tenue expresión de dolor con cada una de mis envestidas, pero que se volvía a dibujar inmediatamente.
    
    Era increíble la sensación de estarla desvirgando, nuevamente la bese y por primera vez se rompió aquel extenso silencio que había rondado la habitación y que hasta la lluvia había dejado existir, pues a estas alturas la tormenta había cesado dando paso a una penumbra típica de ese preciso momento en que el día muere para dar paso a la noche, fue en ese instante en que ella dijo: - ¡Me encanta!, acto seguido nuevamente acerco mi cabeza a su rostro y me besó, esta vez fue ella quien a pesar de estar debajo de mí, empezó a moverse como si quisiera ...
    ... que mi verga se hundiera en ella hasta el extremo de perderse por completo en su interior, sus piernas como serpientes constrictoras se enrollaron alrededor de mi cintura y arrastraban mi humanidad hacia el hoyito que hasta hace unos pocos minutos permanecía virginal, sus manos tomaron mi rostro y sus ojos me miraron muy de cerca mientras su boca exhalaba los quejidos y jadeos de una fiera que había permaneció enjaulada desde hace mucho tiempo, pero que ahora tenía la libertad suficiente para acechar al que hasta hace muy pocos segundos era su depredador, tuve que apelar a toda mi fuerza de voluntad para no correrme dentro de ella, sus jadeos se convirtieron ahora en auténticos gritos que se combinaban con la incansable presión que ejercía mi cuerpo atrapado entre sus piernas, después de unos segundos pude sentir como una ola de calor expulsaba de su rajita una cierta cantidad de delicioso jugo que termino por empapar toda la base de mi palo a punto de explotar.
    
    Ante la inminencia de mi eyaculación decidí hacer una pequeña pausa para decirle que debíamos utilizar un condón ya que no quería dejarla embarazada, ella asintió con su cabeza. Como pude y con un inexplicable temblor en mis manos y un frio sudor que bajaba desde mi cabeza pasando por mi cara y escurriendo en mi pecho, logre abrir el preservativo, para instalarlo en mi pene tuve que limpiarlo con la bata que quedo impregnada de un color rojizo producto de la sangre y la corrida de mi preciosa amante. Me disponía a ...
«12...891011»