1. El calvario de Luciana (final)


    Fecha: 09/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... lucía en su figura.desgarbada
    
    -Oíme, puta, no me vengas con vueltas. Yo pago y hago lo que quiera, así que portate bien. –y volvió a buscar con su boca la boca de Graciela, que temerosa aceptó el beso dando gracias a Dios de que al menos el vejete no tenía mal aliento.
    
    En el ascensor el hombre volvió a besarla mientras le aferraba las nalgas con ambas manos.
    
    -No sos ninguna nena y sin embargo tenés el culo bien firme, puta. Eso me gusta. –dijo y emitió una risita desagradable.
    
    Ya en el departamento y mientras el viejo la mantenía contra él, abrazada por la cintura, Graciela le dijo: -Salvo lastimarme puede hacer conmigo lo que quiera, señor.
    
    -Sí, eso me dijo Emilia. Me dijo también, porque conoce mis gustos, que tenés unos chiches muy interesantes, perra. Mostrámelos
    
    -Venga, señor. -dijo Graciela y se encaminó al dormitorio seguida por el cliente, que le iba mirando el culo.
    
    A la vista de los elementos de sado y los varios didos y vibradores el vejete abrió al límite los ojos y estuvo mirando y tocando como si los acariciara varios de esos objetos mientras Graciela trataba de adivinar cuáles usaría.
    
    Por fin el cliente eligió la fusta, el antifaz ciego, el collar, algunas cuerdas y el pote de vaselina. Tomó la fusta, puso los otros objetos sobre la cama y ordenó:
    
    -Desvestite, puta. –Graciela comenzó a hacerlo de inmediato, experimentando, una vez más, ese oscuro e intenso goce que sentía al ser dominada, obligada a obedecer.
    
    El cliente miraba ...
    ... con ojos desorbitados cada parte del cuerpo que iba quedando al descubierto. Cuando por fin Graciela estuvo desnuda le ordenó que se pusiera de espaldas a él. Le miró el culo durante algunos segundos y de pronto le dio un fustazo. Graciela pegó un saltito hacia delante, sorprendida por el golpe y llevó una mano hacia la zona castigada, pero el hombre le sujetó fuertemente la muñeca y con un movimiento preciso y rápido la hizo girar hasta tenerla de frente.
    
    -No permito que ninguna puta con la que estoy haga algo que yo no le he ordenado. Y vos quisiste sobarte el culo.
    
    -Pe… perdón, señor… no… no volverá a suceder… -se excusó Graciela mirando al piso.
    
    -Ya lo creo que no volverá a suceder, ramera, porque después de la zurra que te voy a dar no te van a quedar ganas de indisciplinarte. –dijo el viejo y le colocó el collar.
    
    -Ponete en cuatro patas. –dijo y cuando la tuvo en esa posición empuñó la cadena y ordenó:
    
    -Al living, perra puta. –dijo y tomó el antifaz ciego y las cuerdas que había dejado en la cama.
    
    Una vez allí hizo que Graciela se inclinara sobre el respaldo de una de las sillas, con la cara y las manos en el asiento. En esa posición le colocó el antifaz ciego y le ató las muñecas al extremo superior de las patas delanteras de la silla y los tobillos a los extremos inferiores de las patas traseras. La esclava respiraba agitadamente por la excitación que le producía estar atada y cegada ante la inminencia del castigo, que temía y deseaba a la vez.
    
    El ...
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