Bailando con mi Madre
Fecha: 09/09/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: girllover, Fuente: CuentoRelatos
... acero y caliente como la lava. Ella jadeaba y suspiraba mientras yo la tocaba y la besaba en el cuello y la cara. No se dijo una sola palabra, todo lo decían nuestros cuerpos. Ella entonces se dio la vuelta y me dio un beso en la boca tan intenso que aun hoy en día me quema los labios. Nuestras lenguas se unían y jugueteaban mientras nuestras manos exploraban todo nuestro cuerpo. Yo le dejé al descubierto las tetas, las apretujaba y las chupaba como si fuera ambrosia. Después ella me despojó de mi saco y camisa, mientras yo le bajaba la tanga al piso y me sacaba la verga del pantalón para restregarla al cuerpo de mi mamá.
Después de unos segundos así, ella se puso de rodillas frente a mí y empezó a comerme la verga. Yo estaba en la gloria mientras mi madre comenzaba a besarme mi miembro lentamente para luego irlo lamiendo completamente desde la punta hasta los testículos. Después ella me desabrochó el pantalón y me ayudó a despojarme completamente de toda mi ropa mientras seguía chupándome la verga. Una vez que me quedé desnudo ella se metió mi verga completa en su boca y me la chupo así un buen rato mientras yo acariciaba su cabello y la dejaba tomar el control.
Cuando sentí que me vendría la detuve, no quería darle mi leche todavía. La levante y la llevé a su recamara. Sin quitarle el vestido la recargué contra la cómoda y me hinqué detrás de ella y le empecé a lamer su vagina. Seguía pensando en lo maravilloso que era lamer el lugar por donde yo salí al mundo y ...
... dentro de poco iba a penetrar con mi verga y llenar con mi leche. También pasaba mis dedos sobre su ano y cada cierto tiempo le daba besos negros que la hacía gemir con fuerza. Ella no paraba de suspirar, gemir y hasta gritar a ratos. Por fin después de varios minutos comiéndome a mi madre sentí que ya estaba lista para penetrarla.
Le quité por completo el vestido dejándola solamente con el liguero y los zapatos. La tome entre mis brazos y le dije “Mamita, hoy te vas a convertir en mi mujer”. A lo que ella contestó “Sí bebé. Hazme tuya hijito hermoso”. Obedecí sin titubear, la puse boca arriba en su propia cama, esa cama en la que nunca se había acostado ningún hombre y me coloque encima de ella, entre sus piernas. Nos besamos con pasión y ternura mientras acomodaba la punta de mi miembro para penetrarla. Ella repetía entre susurros y suspiros una sola palabra “Sí”.
La penetré lo más despacio posible, quería disfrutar de ese momento y hacerlo durar toda la vida. La hice mía así, lentamente, conteniendo mis deseos de follarla salvajemente. Ella lo disfrutaba también, sabía que los consejos de Dolores que había puesto en práctica pocos días antes surtirían frutos. La empecé a coger así, con mucha suavidad, con mucho amor, repitiéndole palabras cariñosas, siempre diciéndole que era mi madre amada, mi mamita querida.
Entonces cambiamos de posición, la puse en cuatro patas para cogérmela de a perrito. Pero ya no podía seguir conteniéndome. Ahora subí la intensidad al máximo y ...