Me pierdo en las generosas nalgas de mi mujer
Fecha: 16/09/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... parecía un culo grande, ahora me excitaba un montón.
Verla así me puso palote enseguida y me acerqué por detrás a ella y la sobé el culo.
-Me encanta tu culo, le dije.
-Pues antes no te gustaba tanto.
-Ahora me vuelve loco.
Sofía nunca quería que lo hiciéramos en la postura del perrito, decía que prefería verme la cara al hacer el amor. A ella, claro, le encantaba cabalgarme. Incluso no le importaba el misionero profundo que me gustaba tanto, porque podía verme la cara.
Así detrás de ella, seguía sobándole el culo y luego subí a sus tetas. Nos veíamos en el espejo de nuestra habitación y era muy sexy vernos juntos.
Me agaché y separé un poco el body, dejando un poco a la vista sus nalgas. Las besé con cariño y no pudo resistirse a que la pusiera a cuatro patas en la cama.
Una vez más, la quité el body y abrí sus nalgas. La penetré despacio, saboreando como mi polla se deslizaba dentro de su coño húmedo y tierno.
Puse mis manos sobre sus nalgas, mientras iba bombeando. La visión de su culo botando contra mí era maravillosa. Mis jadeos iban en aumento, mientras sudaba como un loco, presa de la excitación.
Ahora apoyaba mis manos en su culo, pero en la parte enfrente de mi. No sabía cuánto tiempo aguantaría sin correrme.
Sofía gemía como loca, no le importaba que pudieran oírnos los vecinos. La verdad es que hacía mucho tiempo que no debían oírnos, así que a mi tampoco me importaba.
Mi pene seguía entrando y saliendo. Iba despacio, lento, no ...
... quería que acabara nunca. Pero llego el final y no pude prolongarlo más.
-Me corro, me corro, no puedo aguantar más... ¡me corrooo!
-No te preocupes, tú sigue, córrete, córrete, me animaba mi mujer.
Un poco mas y acabé corriéndome dentro. Sofía tomaba la píldora y por lo tanto lo hacíamos a pelo. Eyaculé a borbotones como el otro día. Seguí un poco mas, hasta que derramé todo mi semen en su interior.
La saqué despacio, y unas gotas de semen aun salían de mi glande. Cogí un clínex y limpié a mi mujer.
Nos tumbamos juntos a recuperar la respiración.
-Mi maridito, me dijo. Ya creí que te había perdido.
-Para nada, aquí me tienes.
-¿Cuánto hace que no follábamos así?
-Desde que éramos novios. Hace unos años, jeje. Ese body ha salvado nuestro matrimonio.
Nos dormimos abrazados, pero antes de dormirnos, se me ocurrió algo.
Al día siguiente, mientras mi mujer trabajaba, entré en la farmacia del centro comercial que hay unas calles más allá de nuestra casa. No querían que me vieran en la farmacia de al lado de nuestra casa.
Compré un gel lubricante y unos preservativos más gruesos para el sexo anal, que me recomendó la chica de la farmacia. No pareció escandalizarse cuando se los pedí.
Me sonrió al cobrarme y me fui a casa.
Esa noche estaba preparado para tener sexo con mi mujercita. La había calentado previamente con mensajes picarones y cuando volviera estaría a punto.
Lo que no sabía es que lo tenía preparado para ella.
Llegó a casa, ...