1. Me pierdo en las generosas nalgas de mi mujer


    Fecha: 16/09/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... se puso cómoda y comentamos nuestro día de trabajo. Me dijo que había tomado algo de picoteo, porque era el cumpleaños de una compañera y no traía ganas de cenar.
    
    Enseguida se fue a nuestro cuarto y se puso el body.
    
    Nos calentamos previamente con besos y sobeteos. La tumbé y la puse a cuatro patas. Ella ya sabía lo que me gustaba esa postura, pero ni idea de mis intenciones.
    
    Saqué el lubricante y lo eché por mi polla erecta, cubriéndola toda. Acerqué mi rabo a la raja de su culo y comencé a rozarme, subiendo mi polla arriba y abajo.
    
    Entonces, mojé un dedo con lubricante y acaricié su ano. Ella dio un respingo, pero no dijo nada.
    
    Con otro dedo, la masturbé, sobando su clítoris. Su ano aún no se dilataba, por lo que procedí a introducir más mi dedo. Un poco más de tiempo y un segundo dedo entró en su ano.
    
    Mientras, seguía acariciando su coño. Su humedad lo llenaba todo. Me puse un condón de esos gruesos y se la metí por el culo con cuidado.
    
    -Ay, duele.
    
    -Tranquila. Iré despacio.
    
    No me reprochó que quisiera follármela por el culo y se ...
    ... dejó hacer.
    
    Seguí con el mete-saca lento y conseguí que entrara toda en su culo.
    
    Abrí un poco sus nalgas y la visión de su culo con mi polla entrando y saliendo, fue maravillosa.
    
    Solo duré un par de minutos más y me corrí. La presión de su ano hizo que no durase nada.
    
    Lamenté no haber podido correrme a pelo.
    
    La saqué despacio. Me quité el condón y lo tiré al suelo sin más.
    
    -¿Qué tal? ¿Te ha gustado? Me preguntó mi mujer.
    
    -Mucho, cariño.
    
    -No quería dejarte con las ganas, aunque yo no he sentido mucho.
    
    -Ahora te compensaré.
    
    -Me duele un poco el culo. Me dijo.
    
    -Ahora lo soluciono.
    
    Me levanté de la cama desnudo y fui a por una bolsa, de esas de agua caliente, que todos hemos usado alguna vez. La llené de hielo y se la llevé a mi mujer.
    
    La puse bajo su culo y parece que se le pasó un poco el dolor.
    
    Pero estando así, abierta un poco de piernas, me puse cachondo otra vez y me puse encima de ella y volvimos a follar. Esta vez podría correrme dentro de mi mujercita.
    
    Habíamos recuperado la pasión de antes y era maravilloso. 
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